3 de febrero de 2011

Presentación en la Pauta mágica

Una terrible mañana me desperté en plena calle a temperaturas verdaderamente extremas, lo cual, ni que decir tiene, era hasta alto grado incómodo. Decidí entonces, para mantenerme rigurosamente espídico, desayunar sardinas en lata con café.

Además de mantenerte en forma las sardinas en lata con café son especialmente útiles en épocas de exámenes si se quieren obtener unos buenos resultados académicos. Hay una recomendación personal que me gustaría añadir a esta receta sana y equilibrada y es que no se deben mezclar las sardinas con el café. Convenimos, ante todo, procurar tomarlas por separado ya que mezclarlas constituye lo que se podría denominar como una completa y soberana guarrería.

Si no se tienen a mano sardinas en lata con café un buen sustitutivo puede ser arrojarse a la fuente de una plaza pública. Dado que el agua estará a menor temperatura y uno puede correr el riesgo de coger toda suerte de infecciones es conveniente tomar antes un poco de orujo. Si la fuente tiene peces, uno puede verlos boqueando y respirando agua (Dios, de ahora en adelante voy a intentar respirar orujo)… quise, aquella mañana terrible, respirar como ellos pero no pude, me entró el agua en los pulmones y tuve que salir de allí.

Como unas cosas llevan a otras se me ocurrió incluir una versión dentro del concierto dado que el tema que había compuesto a raíz de esta experiencia era demasiado cacofónico. En aquella experiencia tuve la firme certeza de que podía atravesar las paredes, caminar sobre las aguas y multiplicar los panes y los peces. Para quien ahora escuchándome lo encuentre verosímil le desaconsejo intentarlo ya que, además de absurdo, es del todo imposible.

Una traducción bastante aproximada del título de esta versión es Me siento bien. Esto no significa que uno sea capaz de sentarse correctamente en algún sitio sino que su ánimo está en perfecta armonía y consonancia con las entretelas cosmológicas y la urdimbre del Pathos ático. En efecto, en aquellos dionisíacos rituales celebrados en la antigüedad donde las ciudades se regaban con vino y sangre, se ejercitaba de manera descontrolada un fenómeno de trance en el que el hombre se identificaba plenamente con sus más oscuras y subconscientes pulsiones.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Intenté conseguir mi entrada. Me dijeron que estaban agotadas. No entiendo cómo no ponen más localidades. Soñaba con vuestro concierto, estaba cantado que iba a ser un llenazo. Me lo perdí y ahora estoy más triste que Werther. Sólo me queda lamentarme y soñar con uno próximo.

Ainiktés dijo...

Desgraciadamente, todas las fans mayores de sesenta años habían completado el aforo. A veces pienso detenidamente si nuestras actuaciones no fueran tan seguidas y solicitadas en el mundo entero... pero luego pienso otras cosas y se me olvidan las cosas que pensé al principio. Al final, todo es cuestiones de moléculas.

Un saludo, Anónimo dijo...

Anónimo dijo...

Encima eso... mayores de sesenta años. Señoras, dejen a la juventud disfrutar! ¡Ustedes ya vivieron bastante!!!