11 de febrero de 2011

Notas sobre publicidad

Salgamos de las ciudades no parece así, de buenas a primeras, un slogan con mucho tirón. Sobretodo si tenemos en cuenta que, cuando salgamos de las ciudades, sólo podremos encontrar un montón de deshechos contaminados. Yo mismo reconozco que vivo en una ciudad de la que no saldré hasta el momento en que, como se dice en una curiosa locución adverbial, me eche al monte. Moriré de hambre en una caverna, pero no a causa de una infección pulmonar provocada por la contaminación medioambiental ni a causa de una enfermedad derivada de un trastorno psíquico generado por la desequilibrada vida urbana. Aquí, en las ciudades, para calmar nuestros ánimos libertarios tenemos dietas de pastillas de colores… como verán, el tema da de sí.

Algunos sociólogos de dudoso prestigio afirman que las generaciones venideras irán haciéndose cada vez más tecnológicas y menos materialistas. Una especie de Japón global donde la espiritualidad Zen cuenta con sus propios bites disponibles. En el futuro nos conectaremos a Internet parpadeando... Sí, es cierto que la disposición urbana ofrece comodidades nada desdeñables. Sí, es cierto que uno ahora se dedica a escribir cosas originalísimas y sagaces después de atravesar carreteras asfaltadas a velocidades de vértigo, después de cenar en un restaurante de una gran cadena o pasar la tarde en un centro comercial.

Pero no es cierto que vayamos a ser menos materialistas conforme avanzan las generaciones. Más tecnológicos seguro. Menos libres es posible. Ojalá tengan razón aquellos sociólogos de dudoso prestigio y realmente seamos menos materialistas, pero lo dudo seriamente.

En conclusión, el slogan Salgamos de las ciudades no es pertinente. ¿Lo es el de Beba Coca-cola? Parece inocente porque sólo se trata de un refresco altamente azucarado. Yo lo retocaría un poco, tipo

Disculpe esta invasión publicitaria.

Sólo si lo desea, beba Coca-cola

O

Beba agua del grifo, es más sana y barata

Si persistimos en la línea de Salgamos de las ciudades, podríamos decir:

Hay otra vida mejor y posible

2 comentarios:

Tu profesor dijo...

Me gusta el piano con las letras de un teclado.

Podría decir que es más ilustrativo, pero la imagen no nos ayuda a comprender tus fines.

Diría que es más sugerente.

Componemos con letras de teclado.

En cuanto a la publicidad, dudo que haga efecto.

Antes la publicidad condicionaba la conducta humana. Ahora es la conducta humana quien modifica la publicidad.

Esto significa que el hombre se irá de la ciudad, pero no por efecto de un mensaje publicitario.

El slogan es como es, porque sabe que el ciudadano se irá de la urbe.

Ainiktés dijo...

Pocos se han dado cuenta de los pequeños y conservadores retoques de la cabecera, Luismi. La idea de nuestros departamento creativo era darle un aire más literario al asunto y, además de asimilar notas con letras, como tú muy bien expones, reflejar un poco la obsesión del autor por esas partículas infinitesimales del lenguaje en torno a las cuales a veces se proponen juegos más o menos acertados.

Yo no sé si la publicidad hace efecto o no y ojalá, como dices, la conducta humana esté por encima de sus mensajes. Ojalá estemos consumiendo porque realmente nos apetece y no porque nos invitan a cada rato.

Ojalá también abandonemos la ciudad, pero no su espacio, sino su inercia.