15 de diciembre de 2010

RECETA PARA UNA CONVERSACIÓN

INGREDIENTES

Una o varias personas

Espacio público urbano

Conversadores espontáneos

Memoria y afán creativo, instrumentos para escribir

INSTRUCCIONES DE ELABORACIÓN

La acción consiste en salir a la calle y entablar conversación con la primera persona que nos topemos. Podemos preguntarle por una calle, por el tiempo que hace o por cualquier cosa. Acto seguido, procuraremos mantener otra conversación distinta con una persona diferente pero partiendo de uno de los temas de la conversación anterior. Si hemos preguntado por la calle del Alcornoque al conversador siguiente le podemos preguntar por el fruto del alcornoque y si nos responde que no tiene ni idea, que no es de allí, al siguiente conversador le trasladaremos nuestras dudas. En este punto cada quien tiene que añadir su toque personal y hacer el relato conforme a las exigencias de su paladar. Así pues, establézcanse nuevas conversaciones a gusto y luego intente componer un relato con todo el material obtenido.

TIEMPO

El que considere oportuno el/los ejecutantes de la acción. La acción puede detenerse y proseguir al día siguiente o al cabo de una semana…

OBSERVACIONES

Debemos tener cuidado con ciertos transeúntes recelosos. Cuanto más distintas sean las personas con las que nos topemos más pintoresco será nuestro relato.

EJEMPLIFICACIÓN:

Como todavía no hemos realizado esta receta vamos a hacer un experimento entre libros que tenemos a mano. Intercalaremos frases de libros diversos.

En los últimos años, en España, mueren ochenta ciclistas al año (aproximadamente uno cada cuatro días). Es la constitución de un Yo inteligente, que es un sistema extractor de información y creador de información. El señor dé para todo su favor, por los méritos de su Hijo. En fe de lo cual firmo el presente documento, debidamente sellado y refrendado por el infrascrito Ministro de Asuntos Exteriores y de Cooperación, con la siguiente declaración: Oídme, pues, Alvar Fáñez – y todos los caballeros: Hasta viejas achacosas que jamás salían de sus barracas declararon que aquel día, a la misma hora en que sonaron los tres tiros, Pimentó estaba en una taberna de Alborada, de francachela con sus amigos.

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