Poeta de las Pirámides: Hoy en día casi cualquier atisbo de
optimismo se me antoja como ese final feliz y bobalicón tremendamente
previsible de muchas películas norteamericanas. No es sino la gran mentira que
nos hacen creer para que sigamos remando a la deriva en un barco donde se
acaban las provisiones mientras en cubierta la alta sociedad celebra grandes
banquetes. Todos nos sentimos identificados con ese final feliz en donde el
niño encuentra a su padre, los supervivientes son rescatados, el chico consigue a la chica… pero nuestra
realidad es mucho más turbia.
[…]
¿Y por qué ahora me tengo que ir?
Guardia de seguridad: Lo siento, no voy a concederle
explicaciones.
PP: Tenía aún cosas que añadir, no me gustan esos puntos
suspensivos entre corchetes.
GS: Y a mí no me gusta su cara, desaloje.
PP: Me ha conmovido eso de desaloje ¿ha pensado en hacerse poeta?
GS: Va a haber problemas si usted no abandona el lugar ahora
mismo.
PP: ¿Me va a obligar?
GS.: Puedo obligarle, pero no quiero hacerlo, será mejor
para usted si no le obligo.
PP: ¿Puede obligarme? Venga ya. Tengo derecho a opinar ¿no
cree?
GS: Las opiniones son como los culos. Todos tenemos uno y no
es necesario verlos todos.
PP: No creo que sea cuestión de eso. A mí me da la sensación
que hay asuntos que no interesa referir cuando no tendría por qué ser así, ¿no
cree?
GS: A mí no me cuente su vida, yo no escribo libros. Desaloje,
no lo voy a repetir más.
PP: Me voy, pero no porque me lo diga usted, sino porque me
da la santa gana.
GS (No contesta y se guarda la porra).
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