30 de agosto de 2012
29 de agosto de 2012
La playa
Éste es un relato que escribió un viejo conocido. Hace poco me dio permiso para editarlo y publicarlo. Merece la pena su lectura.
Raíces
Antes de la invasión de los fármacos nuestros antiguos
poseían una amplia cultura medicinal. Aún hoy día, en lugares remotos, podemos
encontrar tribus con conocimientos ancestrales sobre las plantas.
Hace tiempo me hablaron sobre una droga usada en los ritos
de una tribu del Amazonas. No recuerdo el nombre de la tribu ni el nombre de la
droga pese a que pueda inventármelo en un derrame literario. Lo que sí logro
recordar es que el viaje o la
experiencia de sus consumidores se presentaba, cuanto menos, interesante; la
droga en cuestión era una raíz que, además de vómitos, producía efectos sobre
los recuerdos y la conciencia. Lo determinante era que, de alguna manera,
podías revivir tu pasado pero desde el punto de vista de las personas que en
ese momento te acompañaban.
Las palabras que dijiste un día son las que ahora
escuchas, las palabras que callaste son el silencio que ahora recibes, lo que
diste te es entregado, lo que quitaste ahora te lo quitan a ti… y, por empatía, lo que a esa persona le
hiciste sentir ahora tú lo padeces en tus carnes.
Todos suelen coincidir en que no es una experiencia
precisamente agradable aunque sí muy reveladora.
La conclusión o moraleja del asunto, :
Es importante
descubrirse a uno mismo como si uno fuera otro.
Pero no menos
importante es ser el otro por unos momentos.
28 de agosto de 2012
Curiosidades
La gente confiere valor a las cosas. Esto es algo natural y puede
resultar curioso. Una medida de este valor es el dinero. Pero el dinero y las
cosas, a nadie se le escapa, son asuntos distintos y las cosas pueden medirse
por otros valores no estrictamente monetarios ni, por decir así, materiales.
En ocasiones los billetes valen menos que el papel del que
están hechos. No deja de ser curioso que con un número de billetes, que no vale
nada, podamos adquirir algo tan imprescindible como comida, agua, techo; en
otras palabras; que nuestra supervivencia pueda depender de un montón de
papeles, llegado el caso, es algo cuanto menos particular. En otras ocasiones, las
cosas tienen un valor más alto que el dinero. La gente suele creer que un
tesoro es una cosa de gran valor, esto es, una cosa que vale mucho dinero, pero
lo cierto es que un tesoro tiene un valor incalculable, tanto, que no se puede
traducir a cifras monetarias. Y si no resulta pagable, podemos decir también
que el tesoro no vale nada.
Todos sabemos que hay cosas impagables pero en todo,
prácticamente, puede estar presente el dinero. Incluido en la vida y aunque
parezca abominable este es, hoy en día, un negocio muy lucrativo. También
morirse puede costar dinero y esto no deja de ser asimismo algo curioso. Algunos
podrán contradecirme señalándome que el amor no se paga pero lo cierto es que
se compra y se vende igual que cualquier otra cosa… imagino que este alegato se
refiere a un amor distinto al que está en el mercado negro pero todo amor, dada su singularidad, es posible con
o sin dinero. Quiero apuntar que quizá con dinero puedas pagar, al fin, un amor
más noble y sano que aquel que tiene como principio la más absoluta libertad. Ésta
es, como verán, otra cosa más bastante curiosa que tenemos que añadir.
Puede que tengas amor y no tengas nada más. Puede que tengas
salud pero no la disfrutes. Con dinero puedes pagarte el amor y también la
salud, reuniendo las tres cosas que más preocupan a quienes consultan el tarot.
Se dice que en reunión de estas tres cosas se alcanza el éxito en la vida. Por
lo tanto podemos pensar que el éxito así entendido depende mucho del dinero que
tengas. Es el viejo
Tanto tienes, tanto
vales.
Pero no olvidemos que también podemos encontrar, a parte del
dinero, del amor y de la salud, a quien posee un tesoro. Ustedes, yo mismo,
seguramente, muchos de nosotros, estamos en posesión de muchos tesoros de un
valor incalculable que equivale, tal y como arriba se refleja, a ningún valor.
Y podemos poseerlos pese a desconocer que están bajo nuestra posesión lo cual
es de nuevo curioso. Aunque no tengamos éxito y tengamos que pagar para
morirnos, tenemos tesoros, y esto consuela a uno en un momento dado aunque no
le saque de pobre.
Puede que sirva de poco, pero puede también que sea más que
suficiente.
24 de agosto de 2012
1932
Para
Antonie Roquentin, uno de los personajes de Sartre, el hombre es un narrador
vocacional de historias, vive rodeado de historias propias o ajenas y ve a
través de ellas todo cuanto sucede. De ahí que en ocasiones el hombre pretenda
vivir su vida como si la estuviera contando pero llegado este punto debe
escoger: o vivir o contar. Roquentin echaba en falta en su vida el tiempo
narrado, la ordenación literaria donde cada detalle posee una viveza
inolvidable e imperecedera y un sentido concreto en el desarrollo de la trama.
En
literatura cada cosa significa algo, los acontecimientos se suceden y todo, de
alguna forma, merece la pena. Pero
quien vive sólo obtiene panorámica una vez el presente es un recuerdo. Su
existencia, en todo caso, carece de sentido último. Y sólo al narrarlo se
convertirá en algo distinto a lo que ese tiempo fue en realidad. El presente blando descrito por Roquentin a
la sazón era poco más que una monotonía irreflexiva sin detalles que recordar
ni conclusiones a las que llegar. El cogito
cartesiano no le pareció buena solución. Cuando Roquentin reflexionaba sobre
sus aventuras se convencía de que éstas nunca existieron. Pese a todo, no podía
evitar sobrecogerse inexplicablemente y esperar a que algo ocurriera. Y, como
era de esperar, a Roquentin no le sucederían grandes cosas.
Esto es
porque Antonie Roquentin era, pero no
existía. La existencia sartreana tiene un punto absurdo y desconcertante. A
cada rato uno se topa con cosas que existen pero que no puede explicar.
Mientras el ser es fácilmente justificable la existencia es del todo gratuita.
Así,
decimos que una raíz es negra ¿pero cuánto de negra? Sabemos para qué sirven
las raíces pero… ¿nos ayuda eso a comprender la existencia de esa raíz? ¿Se puede explicar la
existencia de esta raíz en cuestiones de necesidad? ¿Comprendemos su pasado?...
Existir
es estar ahí, simplemente; los
existentes aparecen, se dejan encontrar pero nunca es posible
deducirlos. Todo lo que existe nace sin razón, se prolonga por debilidad y
muere por casualidad.
5 de agosto de 2012
Apuntes de geometría poética III
Poeta de las Pirámides: Hoy en día casi cualquier atisbo de
optimismo se me antoja como ese final feliz y bobalicón tremendamente
previsible de muchas películas norteamericanas. No es sino la gran mentira que
nos hacen creer para que sigamos remando a la deriva en un barco donde se
acaban las provisiones mientras en cubierta la alta sociedad celebra grandes
banquetes. Todos nos sentimos identificados con ese final feliz en donde el
niño encuentra a su padre, los supervivientes son rescatados, el chico consigue a la chica… pero nuestra
realidad es mucho más turbia.
[…]
¿Y por qué ahora me tengo que ir?
Guardia de seguridad: Lo siento, no voy a concederle
explicaciones.
PP: Tenía aún cosas que añadir, no me gustan esos puntos
suspensivos entre corchetes.
GS: Y a mí no me gusta su cara, desaloje.
PP: Me ha conmovido eso de desaloje ¿ha pensado en hacerse poeta?
GS: Va a haber problemas si usted no abandona el lugar ahora
mismo.
PP: ¿Me va a obligar?
GS.: Puedo obligarle, pero no quiero hacerlo, será mejor
para usted si no le obligo.
PP: ¿Puede obligarme? Venga ya. Tengo derecho a opinar ¿no
cree?
GS: Las opiniones son como los culos. Todos tenemos uno y no
es necesario verlos todos.
PP: No creo que sea cuestión de eso. A mí me da la sensación
que hay asuntos que no interesa referir cuando no tendría por qué ser así, ¿no
cree?
GS: A mí no me cuente su vida, yo no escribo libros. Desaloje,
no lo voy a repetir más.
PP: Me voy, pero no porque me lo diga usted, sino porque me
da la santa gana.
GS (No contesta y se guarda la porra).
La mujer de los cuadrados
(Entra en escena el gato del Poeta de las pirámides)
Señor del público: ¿Otra vez el puñetero gato? ¡Ya estamos
hartos de esta pantomima!
Otro señor del público: Cállese hombre, y no la tome con el
gato.
En el escenario apareció un hombre joven que a continuación
se presentó como entrevistador.
Entrevistador: Es extraño. Soy periodista y me han dicho que
en una hora tenía que entrevistar a alguien en este escenario pero no me han
dicho quién es ese alguien ni qué debo preguntarle, sólo que coloque este plato
con comida en el centro.
Tras hacerlo, el gato del poeta saltó de un asiento al que
se había encaramado y se acercó al plato desconfiado, mirando hacia todos los
lados. Cuando el joven entrevistador se retiró aprovechó para cerciorarse de
que era, en efecto, su comida y dar buena cuenta de ella cautelosamente. El
entrevistador iba a abandonar la sala pero entonces alguien del público le
sugirió que examinase el collar del gato.
– ¿Qué tiene de especial el collar? – preguntó el
entrevistador. A lo que le respondieron que ahí podrían estar las preguntas de
la entrevista. Renqueando, el entrevistador se acercó al gato, que retrocedió
un par de pasos nada más ver su mano acercarse. Parecía que aquello no iba a tratarse
de una labor sencilla. En medio de tan peculiar escena apareció la mujer de los
cuadrados en el escenario, un poco enfadada.
Mujer de los cuadrados: ¿Todavía no empieza la entrevista?
Entrevistador: A mí no me pregunte, yo sólo venía a dar de
comer al gato.
MC: Esto es de locos, no entiendo nada. Llevo media hora
esperando a que me entrevisten.
E: Bueno, yo esperaba entrevistar a alguien, el caso es que
no tengo las preguntas y, sinceramente, no creo que estén en el collar del
gato.
Otro señor del público: El gato lo hacía mejor.
Señora del público: Cállese de una vez, hombre, estáis
poniendo nervioso al chico.
MC: Es igual. Yo sólo venía a hablar de geometría poética.
E: ¿Y eso?
MC: El otro día escuché decir algo así como que la nada es
poesía. Esto implicaría considerar a la nada, algo. En un mundo de sólo dos
piedras las dos piedras son el todo y la nada, nada. No hay todos que tienen
nada ni nada que tenga nada. Donde existe el todo no existe la nada. En un
mundo donde todo fuera todo no habría hueco y en un mundo sin nada, sólo habría
vacío. El problema es, como digo, pensar que la nada es algo. Ex nihilo, nihil.
E: Yo no entiendo mucho de estas cosas pero… para separar
las dos piedras… ¿no haría falta la nada? Si no serían una sola. Vamos, no sé.
MC: Un mundo con sólo dos piedras sólo existe en el
pensamiento y lo que separa dos piedras en el pensamiento desde luego que no es
la nada.
E: No sé si lo entiendo.
MC: Es igual. He venido porque me siento defraudada al oír a
cierto personaje sostener que su poesía está cerca del todo y que el todo es la
esencia misma de la poesía. El todo es una abstracción en la que también
entrarían a formar partes abyectas como la guerra y otras cosas que simplemente
no tendrían nada que ver con la poesía como, por ejemplo, una cafetera. Puede
que la esencia de la poesía se identifique de alguna forma con lo que no es
puro, con la abyección, digo puede
porque no parece una idea muy elevada de la poesía, pero… ¿qué tiene que ver la
esencia de la poesía con una cafetera, un tocadiscos o un ingeniero de caminos?
Lo único que tiene que ver el todo con la esencia de la poesía es que son dos
abstracciones.
E: Puede que un ingeniero de caminos se dedique a la poesía
en sus ratos libres.
MC: No quiero ofenderle pero volveré cuando aquí se hagan
entrevistas de verdad.
Entrevista a nadie realizada por el gato del Poeta de las pirámides
(Aplauso)
El escenario se encuentra está vacío
(desconcierto)
hasta que entra en escena el gato del Poeta de las Pirámides
que, tras seguir la pista de sus excelentes oídos, había descubierto un
escenario detrás de la biblioteca.
(Aplauso)
El gato del poeta se quedó mirando al público, como si
estuviera perplejo pero en realidad estaba algo asustado al encontrarse con
tanta gente.
Señor del público: Nos están tomando el pelo ¿o es que no os
dais cuenta?
Otro señor del público: Siéntese, hombre, no me deja ver al
gato.
El hombre obedeció y esperó impacientemente a que ocurriera
algo pero cuando sólo había pasado el rato el gato se sintió atraído por un
olor que había detectado fuera del escenario.
Señor del público: ¿Hasta cuando vamos a estar aguantando
esta pantomima?
Otro señor del público: Guarde silencio y si no le gusta
lárguese, pero deje a los demás disfrutar.
El hombre, tras otro lapso de tiempo, recogió su abrigo de
la butaca y ayudó a su mujer a levantarse. Los dos abandonaron la sala con
sendas caras de indignación. Tras la salida de escena del gato, el escenario
estaba otra vez vacío.
Señora del público: Yo también me voy. Aquí no pasa nada.
Otro señor del público: Y dale ¿Pero no veis que eso es
precisamente lo que tiene que pasar? Qué manía con que pase algo. Esto es una
entrevista a nadie hecha por un gato.
Señora del público: Pues aquí te dejo, majo, disfrutando de
ella.
(La sala sigue vacía y el público la va abandonando
paulatinamente hasta que se queda solo el otro señor del público).
Otro señor del público: Es increíble, magnífico. No sé por
qué se empeñan en que pase algo cuando a cada rato están pasando cosas. No hay
nada más sugerente que un escenario vacío.
(Aplauso del otro señor del público)
Otro señor del público: Espléndido, sí señor, soberbio.
(Aplauso del otro señor del público)
La introspección circular
Poeta de los círculos: Este es mi primer poema circular. No
tiene título ni tampoco existe.
Redacción: No entiendo nada ¿podemos hablar entonces de una
poesía sin palabras?
PC: Una poesía sin poesía, absolutamente nada.
R: Ignoro si mi pregunta podrá parecer extraña pero ¿cómo
puede referirse con tanta tranquilidad a algo que no existe? ¿No es confuso?
PC: Hay demasiadas cosas a las que nos referimos y no
existen, esta es sólo una de ellas. Verá: el Poeta de las pirámides afirmó no
tener nada que decir pese a seguir escribiendo libros. Yo pretendo escribir
libros sin decir nada. Algunos pensarán que estoy loco pero no olvidemos que
esto hay que plantearlo desde el punto de vista de la geometría poética. Muchos
pensaban en las pirámides como la poesía del futuro antes que los círculos sólo
por tener una dimensión de más. Una razón del todo absurda. Podría haberme
convertido en el Poeta de las esferas para que nuestras respectivas poesías
tuvieran las mismas dimensiones pero decidí no sólo limitarme a mantener una
dimensión dentro de mi poesía, sino a eliminar cualquier dimensión.
R: Pero una cosa es un círculo y otra nada ¿por qué no el
Poeta de la nada o el Poeta de los puntos, por aquello de adimensionales?
PC: Puede que la razón que ofrezca no sea muy geométrica
pero mi experiencia me dicta que el círculo se identifica con nada en cuanto te
sumerges en su interior, produciendo así la característica introspección del círculo, que es como la llamo. Autores como
Kandinsky anduvieron cerca de encontrarla. Podría haberla llamado de otra
manera, claro está, pero esa me parecía la más acertada.
R: ¿Y no es acaso una actitud muy nihilista la suya, prescindir
de dimensiones?
PC: Cuando reflexionas atentamente sobre la nada te das
cuenta de que la nada está muy cerca del todo.
R: Hablemos ahora de sus maquetas de aviones. ¿Cuál es su
última construcción?
PC: Un caza alemán de la Primera guerra mundial. Tengo que
pintarlo todavía.
R: Y su mujer ¿qué tal se encuentra?
PC: Bien, como siempre. Ella siempre me ha apoyado y ha
defendido mi originalidad por encima de mis detractores, que no son pocos.
Apuntes de geometría poética IV
Poeta de los círculos: Entiendo que la vida pueda parecer
tan amarga como el café. Lo que no entiendo ni creo que llegue nunca a entender
es que hoy en día se escriban libros para decirnos que la vida es amarga.
(Entre bastidores) eso lo he añadido yo, ¿eh?
Voz (entre bastidores): Sí, muy bien, pero limítate a leer
lo que pone.
[…]
PC: Pero… ¿lo que está antes de los dos puntos también?
V: No hombre, esas son las siglas de tu personaje.
[…]
PC: Oye, una cosa.
V: ¿Qué? Ya me iba, no seas pesado.
PC: He oído por ahí que puedes hablar en negrita ¿Es eso
cierto? ¿Lo harás por mí antes de irte?
V: Ahora no me apetece.
PC: Sólo será una línea.
V: Es una tontería y nadie quiere malgastar su tiempo
leyendo tonterías.
PC: Pero es sólo una línea.
V: ¿En cursiva o en negrita?
PC (asombrado): ¿Cómo lo haces?
[…]
PC: Voz.
V: ¿Qué quieres?
PC: Habla en negrita otra vez.
V: Ni lo sueñes.
Apuntes de geometría poética II
Redacción: Como poeta, ¿qué prefiere cantar, al amor o a la
luna?
Poeta de los círculos: A mí me es indiferente, yo lo que
trato es de aprovechar el tirón mediático del último libro del Poeta de las
pirámides y alcanzar fama y notoriedad con los círculos. Un poco de dinero
tampoco me vendría mal, no sé si me sigue. Desde luego no vaya a pensar que
tengo remordimientos de conciencia. Pocos se quejan cuando Platón habla de
Aristóteles seguramente malinterpretándole y gracias a ello Aristóteles hoy se
conoce en gran parte del mundo aunque presente el inconveniente de estar muerto.
De modo que en verdad el Poeta de las pirámides debería estarme eternamente
agradecido por incluirle dentro de mis círculos.
R: ¿Por qué los círculos y no… los rombos, los cuadrados…?
En fin, si se trataba de aprovechar el tirón mediático… ¿por qué se decidió al final por los círculos
y no por otra cosa?
PC: Un círculo no tiene ángulos, con lo cual la poesía es
menos escarpada, más optimista y amable, entre otras cosas que podría referir
pero que alargarían la entrevista de forma horrible y tediosa. En el caso del
amor o la luna, como le dije, me es indiferente, pero geométricamente hablando
me decanto por los círculos sin asomo de duda o arrepentimiento.
1 de agosto de 2012
Supervivencia literaria
Cuando uno se encuentra perdido en un lugar remoto de este pequeño planeta y quiere mantenerse con vida necesita cubrir unas pocas necesidades básicas: agua, comida y refugio. Puede que con sólo estas tres cosas la vida no sea muy larga ni muy confortable pero hay personas que sobreviven ahora mismo incluso sin tener cubierta alguna necesidad de las anteriormente referidas. No hay duda que la escasez de recursos es una fuente inagotable de ingenio y es asombroso cómo reacciona nuestro cuerpo y nuestra mente en una situación límite, cuando la cuestión es de vida o muerte.
Respecto a sobrevivir literariamente no hay necesidades básicas que cubrir porque podemos inclinarnos a pensar que escribir no es una necesidad básica. Incluso algo aparentemente tan necesario como la coherencia se puede evitar. Sin embargo, reflexionando más detenidamente podemos llegar a sostener que escribir es casi como respirar. Evidentemente nadie va a morir a causa de no escribir y sí en cambio a falta de agua, pero a lo mejor quien sólo sobrevive necesita, además, estar vivo. Hemos de tener en cuenta que incluso cuando las comodidades de la vida fueron bastante escasas, cuando las condiciones fueron incluso extremas, siempre en el hombre ha existido una predisposición incomprensible hacia la espiritualidad. En la misma naturaleza no todo es estrictamente necesario ni útil y existen cosas difíciles de explicar para los biólogos y físicos. Quizá de no existir estas cosas tan gratuitas y peregrinas el mundo sería al final más evidente y lógico. Y está claro que demasiadas veces es sólo una incógnita. Escribir puede ser al final una forma espiritual ciertamente sofisticada pero esta predisposición espiritual de la que hablo puede no llegar a materializarse en un contexto donde hacerla palabra, pintura o monolito no es lo más urgente. En cambio ello no significa que no exista, ni que sea innecesaria.
Suelo tener presente lo necesario que es escribir y lo innecesario de muchos textos. Creo que muchas veces para escribir quienes lo hacemos cargamos con demasiado equipaje y no nos damos cuenta de que, al final, es otra cuestión de vida o muerte donde las palabras de más pesan y las de menos hacen falta. Existe también una sobrevaloración histórica hacia los escritores muertos, cánones y reglas no escritas de todo tipo a las que hay que atenerse si pretendemos ser leídos y un vacío legal en cuanto a compensación del escritor respecta, en el que se mezcla la fortuna con la política y una idiosincrasia terrible. Entonces es cuando la profesión de escribir se convierte, en el mejor de los casos, en ese aeroplano teledirigido que pilotamos los domingos.
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