Todos sabemos que el universo es bastante grande aunque la palabra tenga sólo ocho letras. Conservo en mi biblioteca un tomo, El universo desbocado, una especie de divulgación de la teoría de la relatividad para personas no muy científicas. Leyendo estas cosas uno siempre tiene la sensación de que está perdiendo el tiempo pues dentro de un rato puede que una nueva teoría de al traste con todo cuanto nos parecía cierto y fiable. Con El universo desbocado en la mano como si fuera la Biblia o la Constitución uno no puede decir tranquilamente que el universo sea bastante grande sino que el universo es relativamente grande. Otra cosa que se puede decir, también con cierto criterio, es que el tamaño del universo se desconoce. Volviendo a la teoría de la relatividad lo justo sería señalar que el universo es finito, pero ilimitado. Si esto no nos saca de dudas iremos al dato concreto: en la publicación Misconceptions about the Big Bang, lo que llamamos universo visible alcanza un diámetro de unos 93.000 millones de años luz. Yo no sé en base a qué se harán estos cálculos astronómicos de la misma manera que nunca he sabido cómo se puede medir la densidad de la masa del núcleo de Saturno, por ejemplo. Uno anota el resultado como quien copia un ejercicio de matemáticas sin haberlo entendido.
En relación con la distancia que hay de mi cuarto al cuarto de baño el universo visible resulta ser bastante grande, sí, pero esa misma distancia para un electrón que esté en mi cuarto es todo un universo. Menos mal que los electrones no necesitan ir al baño. Con este pensamiento tan relativo se puede deducir que las leyes antropocéntricas sólo nos sirven a nosotros y que nuestros métodos estimativos son, al fin, de andar por casa. Uno siente vértigo ante la magnitud de lo desconocido, ante lo que el hombre no puede dar por inequívoco, y quizá por ello uno acaba haciendo una reducción bastante interesante. Esta reducción consiste en hacer un planteamiento tipo:
El universo es inabarcable;
si yo soy el universo, el universo empieza y termina conmigo
luego el universo es abarcable
Aunque así expresado parezca lógicamente falaz, alguien puede creer con facilidad que todo cuanto conoce es solamente todo cuanto puede decir que realmente es. Es más, argumenta: ¿cómo voy a conocer algo que no es? pero como ya adivinarán este antropocentrismo tipo sólo sirve para andar por casa. Lo que hay pasados esos 93.000 millones de años luz para este antropocentrista no existe. Esto no es muy grave. Sí lo sería si el límite de su universo fuera de su cuarto al cuarto de baño ¿no? Bueno, esto dijimos antes que era relativo de modo que no resulta tampoco grave. Pero sigamos adelante; tampoco para él existe el pasado remoto ni el futuro lejano. Él ni estuvo ni estará con lo que su universo, el único universo posible, o no existía o ya habrá terminado. Adviértase que la muerte no le preocupa pues una vez muerto no tendrá un sistema pensante para hacer consciente ningún tipo de temor. El resto de los humanos sí le preocupan, aunque a primera vista podamos pensar que no, al fin, son parte de su universo. Lo que no le preocupan son los esquimales mientras no los vea en las noticias o no vaya al polo norte a visitarlos...
A nadie se le escapa que estos esquimales existen, aunque no los conozca; que su universo se debe a las leyes de otros universos distintos al suyo y que, aun dentro de su propio universo, no puede aspirar a conocerlo todo; esto es porque su universo está en continua expansión y, aun en el caso de que quede recluido en un armario, puede dormirse y soñar, por poner, con un elefante alado.
Nadie ha visto un extraterrestre. Bueno, esto puede ser mentira y más si tenemos en cuenta ciertas declaraciones. Digamos mejor que nadie puede demostrar fehacientemente que los extraterrestres existen pero en 93.000 millones de años luz resulta cuanto menos presuntuoso pensar que estamos solos en el universo. Dicho de otro modo: nadie puede demostrar que los extraterrestre no existen. Si decimos que los extraterrestres no existen seríamos al final como el antropocentrista que no considera la existencia de esquimales. Pero bueno, dirán ustedes, a lomos de estas afirmaciones por el mismo procedimiento también puede resultar presuntuoso decir que los gamusinos no existen... y es que, en efecto, de lo que no es se pueden desprender todo tipo de afirmaciones. Cuando titulé la entrada, me propuse hablar de la existencia de los extraterrestres y no de los gamusinos de modo que espero que entiendan que deje esta última cuestión sin resolver. Además, cuando titulé la entrada no tenía pensado hablar sobre temas científicos sino simplemente dejar claro que los extraterrestres existen.
Los extraterrestres existen, yo los he visto, somos nosotros. Tendré a bien explicarme en la siguiente entrega, tanto o más entretenida que la presente.
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