12 de noviembre de 2010

Ese cosquilleo en el estómago que…

LO INESPERADO
(Inesperado, ¿eh? Esas mayúsculas imponentes tamaño nueve).

El factor inesperado en la vida disoluta es la constante que alimenta a los seres que en ella desarrollan su ser. Son cosas que no esperas, como su propio nombre indica, y que llevan a uno de un lado para otro en una vorágine de sucesos ciertamente enmarañada. Un frenesí siempre al borde de la desesperación, siempre con conciencia nihilista y un destino cada vez menos deseable. Y es que el primitivo kaos está presente en el hombre como también está presente en el hombre el eco del big-bang surcando el espacio a millones de años luz. Esa sensación... indescriptible. Seguro que cuando hayan dejado ustedes de leer este puñado de letras inconexas unos días después podrán decir: - creo que ya empiezo a entender lo que decía aquella estrambótica publicación -. El pie de este asomo bien puede ser una mancha inadvertida en la ropa, el descuido de perder las llaves del coche o cualquier otro suceso de apariencia trivial que sin embargo reviste todo un mundo de conexiones cerebrales atávicas.

Yo creo que ese cosquilleo en el estómago lleva por nombre libertad pero si digo libertad la propia carga cultural de la palabra me lleva a algo muy alejado de ese mero y extraño cosquilleo en el estómago que... bueno, ya sabrán a lo que me refiero si no lo han adivinado ya.

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