Lejos de las carreteras -lejos del asfalto pero en el fondo
nunca lo suficiente- caminamos hace tiempo por un sendero. Allí tuvimos ocasión
de contemplar el vuelo de dos mariposas cortejándose. Vivían intensamente lo
que a nosotros nos puede parecer una vida muy corta.
Podríamos pensar que su encuentro sólo tiene la finalidad de
conseguir que la primavera que viene una nueva generación de mariposas
revoloteen como lo hicieron aquellas dos o podemos llegar a considerar que su
belleza, su sola y mera belleza, no sirve para nada.
Tampoco la literatura sirve de nada en concreto pero, no
obstante, puede recordarnos que tenemos que vivir el día de hoy como si del
último día de nuestra existencia se tratase. Esto último sí puede ser
tremendamente útil e incluso servir de algo. Pero podría ser incluso más
rotundo: a menudo lo que no sirve para nada es lo más útil en realidad.
Otras cosas con vocación de ser, antes que nada, útiles,
acaban convirtiéndose en algo completamente anecdótico. Por ejemplo:
Ha llamado al servicio
técnico, en breves instantes atenderemos su llamada, muchas gracias. (Música de
fondo) Permanezca a la espera. (Música de fondo) Ha llamado al servicio
técnico, en breves instantes...
Tras la espera, escucharemos la voz de Carlos formulando una
frase cuya monotonía apenas se distingue del contestador automático de la
llamada en espera:
- Serviciotécnicobuenosdías, le atiende Carlos ¿en qué puedo
ayudarle?
Personalmente, cuando tengo un problema, prefiero pensar en
dos mariposas enamoradas. Observar la fragilidad de su vuelo puede ayudar a uno
a muchas cosas.
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