9 de agosto de 2018

La diva

Estaba hablando con mi hermano y me preguntaba que qué había estado haciendo últimamente. Le comunicaba que había revisado una propiedad de 30 hectáreas y mi hermano se sorprendía pues, al parecer, debía tratarse de una superficie muy extensa. Le informaba que no era una superficie cuadrangular, una finca, sino una línea recta de ese tamaño, de modo que la labor de revisarla implicaba todavía más complejidad de lo que pudiera imaginarse en principio.

Tener en propiedad una superficie de estas dimensiones implicaba una buena noticia, pero, como se trataba de una línea recta, una suerte de frontera, debía valer muy poco pues no se podía edificar en ella y lo único que daba era trabajo innecesario de cara a las instituciones y problemas con los posibles invasores.

La línea atravesaba campos, montañas y precipicios. No había poblaciones en aquel territorio, de manera que para recorrerla tenía que acampar al aire libre y sobrevivir en medio de la nada.

En uno de los precipicios me encontré bloqueado, ya que la pendiente era demasiado abrupta como para ser escalada. Cuando le explicaba todo esto a mi hermano no sabía a ciencia cierta si realmente había ocurrido o me lo estaba inventando, pues tenía la sensación de que fuera un sueño.

Mi madre se encontraba en el salón de casa viendo la tele. En el salón había encendidas dos chimeneas y yo me encargaba de que una de ellas estuviera abastecida de leña. En la tele actuaba una cantante sudamericana y con sobrepeso, acompañada de un coro. El coro, distribuido en forma de "v" detrás de la solista, estaba formado por nueve mujeres y tres hombres, seis integrantes a cada lado de la líder, colocados en una especie de atriles de concursantes.

La cantante llevaba un vestido negro o rojo, bastante entallado, y unos guantes largos. Los tres hombres intervenían al final de la canción y sus voces, de entre las del coro, eran las únicas que se distinguían, pues las voces de las nueve mujeres quedaban opacadas por la de la solista.

Cada vez que un miembro del coro acompañaba a la cantante principal, aparecía en pantalla un recuadro con su fotografía y su nombre, en un margen.

Por lo demás, descubría que aquella cantante que se había puesto de moda recientemente era amiga de un youtuber famoso, conocido por un amigo mío. Al parecer, el youtuber estaba diversificando su negocio en otros sectores. Acaso este espectáculo era parte de dicha ampliación. De cualquier manera, advertía algo turbio en aquel asunto, pero no lograba terminar de concretarlo y esclarecerlo.

Pensaba esto después de inspeccionar la propiedad aquella y ya empezaba a divisar algunos pueblos en la lejanía.

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