19 de julio de 2024

El gato

Anoche soñé que andaba con mi novia por un garaje a recoger el coche. De camino, quise pasar a unos baños y mi novia me aconsejó haber pasado a los baños de casa antes, puesto que aquellos baños del garaje se encontrarían presumiblemente sucios.

Ignoraba si disponía de la llave de aquellos baños del garaje. Por fortuna resultó que sí, además de que muchas puertas estaban rotas y la llave para acceder no era necesaria.

Encontré un aseo que no estaba ocupado, era de minusválidos. Al lado del váter de minusválidos había otro normal, un poco elevado. Decidí usar este último. A pesar de estar situado en una esquina, el váter quedaba un poco expuesto, pero gracias a un abrigo negro que llevaba, pude zafarme de miradas indiscretas. Tres chicos jóvenes entraron en el baño y se pusieron a hablar. Tenía reparo en que me oyeran hacer mis necesidades. Estuve un largo rato orinando, previendo preocupado que, cuando entrara en aguas mayores, el ruido sería todavía más intenso.

 

Después de tirar de la cadena, los baños se habían convertido en la cocina de una antigua casa en la que estuve alquilado. Puse en funcionamiento el lavavajillas y la lavadora, pero no sabía si, con los dos aparatos a la vez marchando, saltarían los plomos de la casa por exceso de potencia.

Tomé fotografías para ver la demanda energética de los aparatos en la etiqueta. Constaté que la lavadora podría gastar alrededor de 1.400 watios. El lavavajillas, como estaba en funcionamiento, no pude examinarlo. Por suerte, no había nadie usando la luz a aquellas horas en casa, pero era previsible que, si alguien lo hacía, los plomos fueran a saltar. Y lo cierto es que se acercaba la hora de la cena.

El resto de los inquilinos andaban apagando y encendiendo la luz de la cocina. Cada vez que esto pasaba, temía por los plomos. Finalmente, otro inquilino apagó el lavavajillas. Al abrirlo, descubrimos que los platos y los vasos estaban llenos de macarrones con tomate. Había que introducir jabón y volverlo a poner en marcha. Imaginé que cuando los macarrones se inundasen del agua del lavavajillas, se hincharían y flotarían, de modo que sería fácil retirarlos.

El casero llegó a la cocina. Yo ya no vivía en aquella casa, pero supuse que no sería mal recibido en calidad de invitado. El casero me enseñó una suerte de recipiente que había arreglado. El recipiente fue un regalo que les hice, y en origen contenía las cenizas de algún familiar difunto. Pregunté al casero que qué había pasado con las cenizas, si las había visto o había visto que venían en cápsulas, a lo que me respondió que él nunca encontró tal cosa en el recipiente.

 

Era el funeral de mi padre o algún otro familiar cercano. Tenía que andar por un camino, vestido de traje y llorando. Tras el funeral, el casero se iba de viaje con su familia. La familia llevaba un gato de pelo corto y mullido, parecido a un perro. Abrazaba el gato, pues había sido mío, y le encomendaba al casero que lo cuidara. Fue un abrazo muy consolador y reconfortante.

En otra casa, había una familia. Pensé que para superar la pérdida de mi familiar sería buena idea adoptar un gato joven.

La hija de la familia me decía que se había enfrentado a mi padre, pues este le había dicho que asistiera al funeral con zapatos, lo cual no era sencillo. Al parecer, los zapatos de tacón no podían llevarse sin unos aros a medida, que eran difíciles de encontrar. Todo esto me lo explicaba la madre de la chica.

Disculpaba a mi padre, pues él no entendía de calzado femenino y, a fin de que comprendieran bien la situación, puse el ejemplo de cuando arreglaba cosas en el ordenador, cosas que mi madre no entendía.

21 de junio de 2024

4.000

Para la ya cuarta entrevista que El autor del viaje de Antonio ofrece cada mil temas, nos hemos puesto en manos del ChatGPT. Predecible, a la par que postmoderno.


ChatGPT: ¿Cómo ha evolucionado su estilo y enfoque compositivo desde sus primeros trabajos hasta ahora?
El autor de El viaje de Antonio: Ciñéndome estrictamente a los catorce años de grabaciones con la Orquesta Arrecife, puedo señalar varias derivas:

En términos de producción, lo más objetivo, cada vez facturo temas de menor duración, pero de mayor duración entre todos los temas sumados; esto se traduce en más temas y también en más álbumes, más tiempo grabado. En esencia, mayor productividad.

En términos de sonido, por explicarlo sumariamente, he gravitado desde unos resultados más borrosos y nebulosos, caóticos, hacia una arquitectura más nítida, precisa y perfilada.
Anteriormente, por ejemplo, tendía más a basarme en samplers de baterías o presets que traían sus propios efectos incorporados, su propio mundo, para ensamblar collages más o menos coherentes, a veces curiosos y otras Frankenstein.
Por el contrario, en la actualidad, prácticamente no recurro nunca a samplers de aquel tipo, mientras que procuro que los presets queden absolutamente planos y libres de efectos, consiguiendo que las distintas piezas sumen en igualdad de condiciones. Puede ser que un ensamble de sonidos sin efectos confluya en algo pobre y crudo, además de poco orgánico y sintético, pero mientras no encuentre otra cosa mejor, presenta una solución terriblemente práctica que, por el momento, no genera un resultado, a mi ver, demasiado aborrecible.
De otro lado, el hecho de trabajar en bastantes ocasiones editando pistas simultáneas, también me ha permitido cohesionar mejor las partes, mejorando su relación. En los inicios de la Orquesta Arrecife esto no era viable, y me veía obligado a editar al uso de los antiguos estudios analógicos, esto es, pista sobre pista sin capacidad de alterar las grabaciones previas.
También, con el tiempo, he reducido el número de pistas grabadas en un solo tema y -a veces por obligaciones logísticas- he reducido ostensiblemente el uso de timbres. Antes prefería lo raro y lo innecesario, lo exótico, lo grandilocuente; ahora me decanto más por la funcionalidad y lo básico, lo sencillo.

En términos de composición, noto que me voy rindiendo más a las modas, cada vez menos variadas, tratando de profundizar más en lo que creo son vetas valiosas o, cuanto menos, atractivas. La Orquesta Arrecife primigenia era más inconstante y procuraba que cada tema fuera distinto y experimental, cambiando frecuentemente de ideas e incluso de métodos compositivos. Puede explicarse que ahora sorprendo mucho menos, pero ahondo más.
En el pasado, tenía la sensación de perderme y de emprender mil caminos sin llegar al término de ninguno. En el presente, en cambio, tengo la sensación de rendirme a la rutina y no aportar muchas novedades. Era como si antes avanzara más rápido, pero también sin ningún control. Ahora, en cambio, avanzo despacio, pero más firme.


ChatGPT: ¿Hay alguna obra o álbum en particular de los que se sienta especialmente orgulloso? ¿Por qué?

El autor de El viaje de Antonio: Sin pensar mucho lo primero que me viene a la cabeza es el álbum Telaraña, del 2016. Conservo un buen recuerdo de él, aunque no reconozca cortes determinantes. Imagino que de manera inexplicable tiene algún tipo de valor sentimental.
Orgulloso no sé, pero entre los álbumes que más escucho están las reediciones. Salvaguardan el valor de temas que en su momento me parecieron destacados, además de contar con una estética actual, mejorada. Es pues, en un balance de concepto y de ejecución, lo que considero más presentable, si bien es cierto que la magia de algunos originales no ha sido posible superarla.
Para finalizar, lo que me ha dado por llamar álbumes cósmicos, Armonía de las esferas (2021) y Constelaciones (2022), me han resultado últimamente bastante atractivos. Por su riqueza y capacidad narrativa. Este año he querido añadir el 12 meses a la colección, solo el tiempo determinará si he logrado perpetuar el carisma de la serie.


ChatGPT: ¿Cómo maneja la presión y las expectativas de producir música de alta calidad de manera constante? ¿Cómo maneja el bloqueo creativo y la falta de inspiración? ¿Tiene alguna rutina o hábito para superarlos?

El autor de El viaje de Antonio: No sé si lo que hago podría considerarse música de alta calidad.
Generalmente siempre me encuentro con ganas de grabar y, si paso tiempo alejado del estudio, me siento algo triste y vacío. Pero eso no implica a que cada vez que me siente a componer esté inspirado o, en ciertos momentos, componer sea lo que más me apetece hacer.
En el día a día trato de mantener una rutina y permanecer activo como quien va al gimnasio todos los días a levantar pesas, incluso cuando no recibes satisfacción ni recompensa. Que la inspiración te alcance mientras estás trabajando, como decía Picasso.
Dentro de este apartado, creo que es importante destacar un aspecto que he venido observando; Ocurre que si, por ejemplo, me fuerzo a grabar más temas que los que debería grabar en una sesión, los temas de más resultan más conseguidos a pesar de que los haya grabado con menor disposición. Todo haría suponer que, sin ganas, de manera forzada, los resultados serían más pobres, pero ocurre justamente al revés. Cuanto menos disfruta el creador su obra, más la disfruta el público y viceversa.


ChatGPT: ¿Cómo ve el estado actual de la industria musical? ¿Cuáles son los mayores desafíos y oportunidades?

El autor de El viaje de Antonio: No estoy muy conectado al orbe musical, en cuanto a mi situación profesional, sigo cosechando estadísticas sin cambios significativos. Casi con toda seguridad, en otra época, no hubiera sido tan escuchado y lo mismo igual de mal pagado.

La democratización de los medios de producción y el auge de nuevos canales de distribución nos sitúa a los creadores en un momento dulce. Ahora, por poner, puedes realizar un vídeo y subirlo en internet con comodidad y un mínimo presupuesto, al alcance de millones de espectadores potenciales.
Aunque parezca lo normal, no ha sido así hasta hace relativamente poco, veinte o treinta años. Disponer de una cámara o las herramientas era difícil, los canales de distribución eran más restringidos y de alcance más limitado. El mercado, en suma, era más exiguo y censurado.
Existe, en la actualidad, una protesta generalizada en torno a la insuficiente retribución de los creadores. La considero legítima, pero, como he dicho antes, no hay que perder de vista la perspectiva de que en el pasado los artistas sobrevivían a duras penas gracias a su trabajo, con el agravante de que en muchos casos el coste de la vida era mayor.

En resumen, el mayor desafío para los artistas sigue siendo no morirse de hambre y las oportunidades podrían ser más que en épocas pasadas, según el caso. Pero tampoco quiero dar a entender que la situación actual es buena y los artistas debemos renunciar a conseguir mejoras. Hay mucho por hacer.
Retomando el asunto de la industria musical, ahora se debate mucho sobre lo que las Inteligencias Artificiales van a interferir en el mercado. Como ya he ampliado en otros escritos, a título personal, considero que la discusión se está sobredimensionando, y que estos nuevos agentes, al final, no van a alterar sustancialmente las bases ancestrales de la práctica artística.


ChatGPT: ¿Qué le gustaría que la audiencia sienta o piense cuando escucha su música?

El autor de El viaje de Antonio: Cuando reflexiono sobre esta cuestión me viene a la cabeza una tendencia de algunos artistas mainstream que, tras publicar sus últimos trabajos de alcance considerable, han anunciado que la recepción de su álbum no es importante.
Coincido con opiniones críticas a este posicionamiento que resumen lo siguiente: si un artista estuviera despreocupado por la recepción de su trabajo, simplemente no lo publicaría. Expresado en otros términos: a la gran mayoría de los artistas les interesa que su mensaje llegue a alguien, independientemente del éxito o el reconocimiento. Si no fuera así, los conciertos no tendrían ningún sentido, ni los conciertos ni ningún tipo de exposición. Solo puedo entender esa despreocupación si se pretende expresar que el hecho de que una obra artística llegue al público es secundario, pero en ningún caso no mucho menos importante.

Así las cosas, estableciendo el papel de la audiencia como troncal, creo que los músicos somos de los creadores que menos sensaciones o pensamientos concretos podemos procurar despertar. Música que, acorde con los estándares, tendría que ser triste, resulta no serlo y música alegre, en el sentir general, acaba provocando otro tipo de lecturas.
Para mí la música es una celebración, algo valioso, y mi pretensión es que, al atenderla, el oyente pueda por lo menos disfrutarla tanto como yo la disfruto. Si la música es capaz o no de alegrarle, entristecerle, conmoverle o serle indiferente, creo que escapa de mi jurisdicción, pero, por lo menos, mi intención ha de ser la de compartir algo importante, a fin de disfrutarlo.
Por lo tanto, se puede ponderar que mi intención es honesta, desinteresada y bondadosa. Algo es algo, aunque la intención per se no baste.

Considero que la lectura de una obra musical ha de ser abierta y, como en otras obras artísticas, en ocasiones el público encuentra significados superiores a las intenciones de un determinado autor.


ChatGPT: ¿Cómo ve su legado en el mundo de la música? ¿Qué le gustaría que se recuerde de su contribución al arte?

El autor de El viaje de Antonio: Puedo consolarme pensando que mis obras me sobrevivirán e incluso consigan un alcance mayor que el que ahora tienen. Pero eso sería el equivalente a un cristiano que espera el advenimiento de Cristo. Los homenajes deberían de hacerse en vida pues al autor, muerto, le sirven de poco.

Siendo sincero, me es realmente difícil pensar en una contribución artística mía digna de ser recordada. No tengo un propósito general cuando compongo, lo veo más como una necesidad extemporánea.
Mis obras musicales pueden ser tomadas como punto de partida para crear otras obras. Creo que si alguien me ofrece dinero a cambio de una canción va a ayudarme menos que si interpreta esa canción, hace una versión de la canción o la incluye dentro de otra obra artística de menor o mayor calado.
Es como si la vida de mi legado musical se alargase cada vez que alguien reproduce mi arte, mientras que el dinero -ojo, no lo desprecio-, permanecerá en este plano, devaluándose, si no me lo he pulido antes.


ChatGPT: Si pudiera volver al inicio de su carrera, ¿hay algo que haría de manera diferente? ¿Qué consejo se daría a sí mismo?

El autor de El viaje de Antonio: A toro pasado encuentro decisiones en las que me equivoqué y claramente debería haber reaccionado de manera distinta. Son muchas, pero voy a servirme de un ejemplo abstracto: un concierto que no di o una banda que abandoné, supongamos que el concierto se hubiera revelado a la postre como una gran oportunidad, o la banda ahora tuviera un éxito desmedido. Aunque hubiera asistido al concierto o siguiera tocando en la banda exitosa quien sabe si, al fin y al cabo, hoy en día, con todo de cara, sería para mí una decisión correcta.
Con lo cual, creo que el camino que tomamos es, de alguna manera, el único camino que hay. Valorarlo con la perspectiva del tiempo es un absurdo.

En cuanto al consejo, de ofrecer uno, sería el siguiente: en cuestiones artísticas haz siempre lo que te de la santa gana. Plantéate tu actividad como disfrute desde una total y absoluta libertad.
Anteponer intereses, hacer sacrificios, ceder en materias solo por pensar que estás aprovechando oportunidades, por creer que vas a alcanzar el éxito siendo mercenario, es una completa equivocación en la gran mayoría de situaciones.

Si te gusta grabar un tutorial de cómo arreglar una tostadora, grábalo, pero no pienses que tienes que grabar un tutorial de cómo arreglar una tostadora para triunfar. Si no te gusta, grabarás un tutorial de cómo arreglar una tostadora, y para colmo, tendrás el mismo éxito que si en su lugar hubieras grabado algo que realmente te hubiera apetecido y con lo que te hubieras sentido infinitamente mejor.