24 de octubre de 2023

Cambiar de aires en Jamendo

Turno de retirar la compilación Cambiar de aires de Jamendo tras algo así como un año y cuarto en línea, para publicar en su lugar otra compilación: Vuelo

Cambiar de aires ha obtenido 1.407 reproducciones y 7 descargas. Una media de 3.11 escuchas al día, de los registros más bajos entre los álbumes retirados. También entre lo más bajo de los álbumes no retirados, pues se encontraba en un puesto 10 de 12 por delante de Armonía de las esferas y parte del anuario Ultrasonido, el farolillo de cola.
Los tres eran los álbumes más nuevos y Cambiar de aires, concretamente, era el último lanzamiento. Pensamos que no es del todo responsabilidad de la compilación el fracaso, pues el tráfico en la plataforma ha descendido en líneas generales. No obstante, ninguno de los temas de Cambiar de aires había entrado en los programas de Jamendo, motivo decisivo para dar el cambiazo.

Estas son las estadísticas detalladas, tema a tema, escuchas (e) y descargas (d):

El rinoceronte - 210 e  - 50 d *
Cuadernillo (Single) - 211 e - 6 d **
Mochila boogie - 64 e - 11 d
Late afernoon - 47 e - 27 d
El mandarino - (Single) 127 e - 59 d
Barquillo - 98 e - 8 d
Flag boogie - 57 e - 16 d
Slow hand - (single) 187 e - 17 d
Warning boogie - 69 e - 21 d
Telégrafo - 68 e - 8 d
Supermarket boogie - 51 e - 17 d
Trompa (Single) - 216 e 7 d ***
 
Parece que el público, mayormente, coincide con la selección de los singles, cosa que no es lo habitual. 

17 de octubre de 2023

El detergente de té

Un amigo mío se había ofrecido a limpiar mi casa. A mí me daba un poco de vergüenza que lo hiciera pero, de cualquier manera, se puso manos a la obra. Aunque la casa quedó limpia y había invertido bastante esfuerzo, mi amigo no había utilizado los productos adecuados, entre ellos había usado un detergente de extracto de té. Mi amigo me advirtió que había encontrado bastante suciedad en la casa, sobretodo debajo de una gran mesa que tuvo que levantar.

Hablaba por WhatsApp y quedaba con otro amigo. Un conocido me decía que tenía que llamarle por teléfono, puesto que yo disponía de llamadas ilimitadas y él no. Lo cierto es que no me apetecía mucho llamarle, y recordé que en otra ocasión anterior le había enviado textos con imágenes, la última de ellas con el logo de una ONG. Pensaba, en cierta forma, que ya con aquel envío había cumplido mis labores humanitarias.

Un poco también por compromiso, quise quedar con el primer amigo que me limpió la casa, en señal de agradecimiento por sus servicios prestados, para lo cual me desplazaba por un centro comercial mientras hablaba con él también por teléfono. Le informaba de que otro amigo (el segundo) iba a acudir a la quedada. Así seríamos más y nos aburriríamos menos. La conversación me estaba resultando un poco incómoda y no prestaba mucha atención a donde me dirigía. Acabé deambulando por la tienda de un taller Norauto sin la intención de comprar nada. No solo no había ido allí a propósito, tenía todo cuanto necesitaba. En el centro comercial había restaurantes vacíos.

Me puse a esperar a mis amigos recostado en una pradera de césped y, junto a mí, había algunos extranjeros. Dos niñas inglesas vinieron y me preguntaron cosas absurdas a las que respondí absurdamente también, pero, según creo recordar, de manera bastante original y creativa. Y es una lástima que no me acuerde de esto último, pues debía de ser de lo más valioso del sueño.

16 de octubre de 2023

La entrada del blog

En el colegio, los alumnos teníamos que entregar una maqueta. Me refiero a una maqueta de modelismo, no a una maqueta musical. En el aula, había pocas mesas libres y escogí una de las de la primera fila para sentarme. Al punto reparé en que me había olvidado la maqueta en otra clase. 

Iba a haber un concierto o una retransmisión de rap importante, y mis compañeros permanecían expectantes ante el estreno. Anuncié a propósito que, justamente, iba a publicar una entrada en mi blog Las torres de papel, una entrada que no sabía muy bien en qué iba a consistir y que, por la fecha de publicación, como el concierto de rap, iba a tratarse de algo señalado.

En los pasillos del colegio se empezó a oír una polifonía de sopranos. Fantaseaba con entremezclar mi voz grave en aquella armonía, a ratos funcionaba, a ratos no. Lo mismo, aquellos cantos, se trataba del concierto de rap, pero no lo parecía. Las escaleras mecánicas de un enorme centro comercial podrían llevarme hasta el aula donde me había dejado olvidada la maqueta. Había nuevos alumnos que entraban en la clase, pero, por suerte, yo ya había escogido y reservado mi sitio en la primera fila de mesas.

No esperaba que la entrada de mi blog fuera a atraer a mucho público, aún así, una alumna me rogó que no fuera a hacer esperar demasiado a mis lectores. Para sacudirme presión y obligaciones, alegué que disponía de veinticuatro horas para publicar, y que la entrada podría estar en línea en cualquier momento del día. 

Andaba un poco inquieto pues, a la vista estaba, el blog iba a tener más audiencia que de costumbre pero, mucho me temía, los contenidos iban a presentar una calidad no muy distinta a la habitual. Evité planear los contenidos de la entrada y confiaba en que, en el momento de redactarla, improvisando, fuera a hacerlo lo mejor posible.