En el sueño de anoche me encontraba en el rellano de la
escalera de mi antigua casa. Pablo Iglesias y Pedro Sánchez estaban discutiendo.
Tras aquel desencuentro, se pusieron a hacer mi cama. Quise fotografiarlos sin
que lo advirtieran para informar a mis contactos de tan insólito
acontecimiento. En cierto modo, que los dos políticos trabajasen en una misma
obra resultaba algo tranquilizador, o eso quería pensar.
Hablaba con mi madre de la difícil situación política que
atravesaba el país y mi madre decía que mi padre quería meter a mi hermano en
el gobierno, quizá como embajador de Italia. Yo preguntaba si no sabiendo
italiano era eso posible, si con saber inglés bastaba. No era un buen momento
para aprovecharse de las instituciones, pero en un futuro esta designación
podría ser viable. Había que permanecer a la espera de cómo se desarrollase la
crisis sanitaria.
Mi padre estaba desinfectando un baño que se comunicaba con otro baño, en el que yo me encontraba, y veía pelusas yéndose por el desagüe.
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