Soñé anoche que realizaba con mi hermano un viaje a la costa. Nos alojábamos en un hotel antiguo, con oscuros patios de luces y pasillos idénticos, puertas de madera. Fuimos a la playa y teníamos intención de visitar un puerto de aguas verdosas. Llevábamos con nosotros una tabla de surf para bañarnos.
En la playa había un hotel, o un restaurante que era también una suerte de barco. El director de aquel alojamiento, trajeado, nos informaba que, si pretendíamos llevar la tabla de surf de vuelta a nuestro alojamiento, debíamos de recurrir a los servicios del hotel-barco. Pensé que era algo inusual que el propio director del alojamiento llevara a cabo personalmente aquella mundana tarea. También me pregunté si no sería posible esquivar aquel engorroso trámite, pero opté por ser legal.
Mi hermano y yo llegamos hasta una suerte de tienda y
allí un empleado se ocupó de embalar cuidadosamente la tabla de surf, para lo
cual, hubo de desmontarla primero. Le ayudé a poner cinta adhesiva y papel de burbujas,
labor dificultosa y que no tuvo muy buen resultado. Pregunté a los empleados si
aquello iba a acarrear un alto coste, a lo que una compañera del dependiente
que estaba embalando me reveló que los empleados de aquella tienda cobraban
seis euros la hora. Traté de calcular cuánto me correspondería pagar por el
servicio, pues la cifra que me habían facilitado era de lo que se componía su
sueldo, pero yo no tenía por qué pagarlo íntegro. Me pareció un sueldo bastante
exiguo, de otro lado.
Aguardaba a que mi hermano llegara al paseo marítimo, una vez hubimos dejado la tabla en la tienda, y desde allí pude ver un comedor del hotel, que en aquel momento se encontraba ocupado por la tripulación, vestida como si fueran pilotos de avión.
Volvíamos a nuestra habitación y yo trataba de recordar
el camino hasta ella. Antes de emprender la marcha, me asaltó la duda de si
habíamos hecho bien en dejar la tabla de surf en la tienda, pues lo mismo
habíamos iniciado el trámite para venderla, siendo nuestro beneficio, irrisorio
comparado con el que la tienda iba a obtener. Al margen de esto, como dije, nuestra
intención era simplemente traerla con nosotros.
No hay comentarios:
Publicar un comentario