Mi padre me sugirió que aparcara en otro lado, y así lo hice, encontrando una plaza de aparcamiento al efecto, pero no pude estacionar ahí pues un mendigo me indicó que aquel era su baño.
Al llegar a casa, mi madre me comunicaba que era muy
difícil escuchar mi música en internet, pues los datos tardaban demasiado en alcanzar
los dispositivos.
En el sueño de anoche necesitaba una transfusión de oro en sangre para mejorar mi salud. Observaba los indicadores de oro en una pantalla y estos ascendían a valores de 2.ooo. El valor era amarillo y los valores de mi padre, que no eran de oro sino de hierba de trigo, eran verdes.
Mi padre cambiaba la hierba de trigo por oro y creo recordar que incluso había comprado una mina, pero esta todavía no producía nada. Había sospechas de que yo no estuviera destinando el oro para mi salud, a pesar de que en una radiografía se apreciaban claramente mis pulmones dorados.
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