31 de diciembre de 2012

La última palabra



Me gustaría disponer de una palabra, un mantra, en fin, una construcción silábica que repitiéndola una y otra vez me sanase y me reportara beneficio espiritual. Por alguna razón siento que esa palabra debe ser parecida a un pronombre personal. Igual recitar la lista de los pronombres personales puede desembocar en una experiencia mística.

Yo, tú, él…

Pero si esto resulta hasta cierto punto ridículo podemos recurrir a grandes éxitos del ayer y hoy como, por ejemplo: Gate Gate Paragate Parasangate Bodhi Svaha, o Señor ten piedad. Contar hasta diez algunos lo señalan como apropiado y hasta los insultos también provocan hondas sensaciones.

La palabra podría ser también un balbuceo, un sonido, un gesto...

Casi alcanzo a escribirla, a pronunciarla…

Pero no es necesario nombrar lo innombrable, basta con confiar que está ahí.

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