24 de diciembre de 2012

Feliz navidad




Incluso quien considera que es feliz sufriendo persigue la felicidad, la satisfacción… hablo del masoquista o del cristiano, de algunos poetas… aunque sufran y hasta quieran sufrir, van en pos de la dicha. Es como si todos quisiéramos ser felices y hasta quien desea morir, lo hace por evitar sufrir.

Todos queremos ser felices y nadie infeliz, ahora bien, cada uno tiene una idea distinta de la felicidad. Las empresas nos venden felicidad, las religiones nos ofrecen felicidad, los políticos nos prometen felicidad… el fútbol, la música, tumbarse en la hierba, tomarse un café, dar un beso… las drogas, el juego… existen tantas ideas de la felicidad como personas en el mundo. Y a pesar de esta imprecisión conceptual la felicidad parece encontrarse siempre al final del videojuego, detrás de la última pantalla. Un camino con tantas bifurcaciones que se convierte en laberinto, en otra conceptualización platónica, en la pirámide de Maslow, en Dios, en Epicuro, en Coca-cola o en Gin-tonic.

Independientemente de lo que sea la felicidad muy pocos son los que se reconocen felices durante el tiempo que les gustaría permanecer así. Al menos en este primer mundo donde la felicidad se asocia generalmente a algo pasajero, transitorio y poco místico. Ignoro si los indios de las tribus del Amazonas son más o menos felices que nosotros aunque me incline a sospecharlos más dichosos. Tampoco sé si existe un lugar donde la felicidad no sea como el sabor de un chicle.

Aquí, en el primer mundo, parece que nos acordamos más de la felicidad conforme se acerca la Navidad. De ahí quizás que las navidades acaben convertidas en algo triste.

Pero no deben preocuparse porque no voy a ser yo quien les amargue la cena. Eso, si tienen algo que cenar. Voy a despedirme y a desearles unas felices Pascuas aunque cuando usted lea esto pueda ser en pleno mes de agosto. Más que una feliz navidad lo que deseo, por extensión, es que sean felices.

Cuanto más y más tiempo pues mejor.


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