Era extraño, pues no sabía si los vehículos habían sido
vandalizados o habían sufrido un accidente. Los vecinos aparcaban el coche en
el interior del garaje y al punto llegaban varios vecinos en sus coches, venían
de una reunión o algo así. También traían coches rojos. Se internaban en sus
casas.
Salía a la entrada de mi casa y veía un cartel en la
puerta del vecino en el que anunciaba que su casa acogía a huéspedes que
quisieran alojarse por Airbnb. Cuando la puerta se abrió, quise cotillear un
poco el recibidor y logré ver una especie de paragüero con un cartel de prohibido
fumar.
Habían dejado salir a los niños a la calle para aliviarles de la cuarentena y observé que cuatro iban paseando, uno de ellos era un bebé en un carrito. Me pareció mal que no fueran acompañados de ningún adulto.
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