El otro día, en una conversación, tuve que hacer referencia al célebre empresario y equivoqué el apellido, dando lugar a una genialidad que olvidé al punto, pero que, por suerte, Bliss se encargó de recordarme.
Como prácticamente cualquier cosa preexiste en el basto internet, realicé una pequeña búsqueda y descubrí que hay una chirigota con ese título.
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