Un hombre fundaba una comunidad en un mundo postapocalíptico. Había excavado una especie de ciudad subterránea a la que se accedía mediante un tipo de montaña rusa. La tierra era completamente negra y, en la superficie, solo se podían encontrar ruinas de edificaciones.
Una familia intentaba acceder a los diferentes niveles de la ciudad, pero no estaban en posesión del certificado requerido para viajar, así que, constantemente, andaban evitando a las autoridades.
Para acceder a los vagones que comunicaban la ciudad, había grandes colas de gente de pie y sentada.
La familia tuvo que emigrar a una zona portuaria bajo la constante amenaza de la desaparición. El mar estaba embravecido y las olas llegaban hasta el mismo puerto, cercado por verjas metálicas agujereadas, con cámaras de vigilancia diseminadas por todo el perímetro.
Un superhéroe se alojaba en un apartamento y para protegerse, tapaba las ventanas de la vivienda con viejos cuadros de la muralla china. El superhéroe estaba descansando en la azotea del edificio, en una tumbona debajo de la cual había colocado un taburete, cuando un grupo de maleantes se aproximaba al puerto y salió a interceptarlos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario