26 de enero de 2016
25 de enero de 2016
La cigarra y la hormiga
23 de enero de 2016
Muertos
Una amiga publicaba en internet que había encontrado una empresa de servicios con la que estaba muy contenta. La gente le dejaba comentarios asegurándole un éxito rotundo.
La empresa en cuestión se dedicaba a resucitar muertos y, en esta ocasión, habían resucitado a su abuela. Para ello, habían introducido el cadáver en una vitrina de vidrio y, debajo de él, habían colocado unos muelles para que se incorporase. Sobre la cara de la difunta proyectaban imágenes de otra cara que gesticulaba y, a través de unos altavoces, reproducían la voz de la difunta, con frases reveladoras.
La habitación donde sucedía este macabro experimento era una mezcla entre iglesia y hospital, con mármol blanco y biombos turquesa típicos de quirófano. Yo observaba todo a través de destellos de relámpagos artificiales, humo, y encontraba en todo cierto aire mexicano.
19 de enero de 2016
12 de enero de 2016
10 de enero de 2016
9 de enero de 2016
Concierto para iguanas
El héroe
Un hombre fundaba una comunidad en un mundo postapocalíptico. Había excavado una especie de ciudad subterránea a la que se accedía mediante un tipo de montaña rusa. La tierra era completamente negra y, en la superficie, solo se podían encontrar ruinas de edificaciones.
Una familia intentaba acceder a los diferentes niveles de la ciudad, pero no estaban en posesión del certificado requerido para viajar, así que, constantemente, andaban evitando a las autoridades.
Para acceder a los vagones que comunicaban la ciudad, había grandes colas de gente de pie y sentada.
La familia tuvo que emigrar a una zona portuaria bajo la constante amenaza de la desaparición. El mar estaba embravecido y las olas llegaban hasta el mismo puerto, cercado por verjas metálicas agujereadas, con cámaras de vigilancia diseminadas por todo el perímetro.
Un superhéroe se alojaba en un apartamento y para protegerse, tapaba las ventanas de la vivienda con viejos cuadros de la muralla china. El superhéroe estaba descansando en la azotea del edificio, en una tumbona debajo de la cual había colocado un taburete, cuando un grupo de maleantes se aproximaba al puerto y salió a interceptarlos.