Anoche soñé que jugaba una partida de tenis con
mi padre. Pensaba que mi padre ya estaba mayor (en el sueño, cerca de ochenta años; en la vida real, cerca de setenta) y que sería fácil
batirlo, cosa que no ha sido lo habitual. Lanzábamos la bola de saque, junto
con unas cuantas bolas, y me daba cuenta de que no conseguía dar bien a
ninguna. Barajaba que estuviera desentrenado.
Antes de eso, había visto un partido de tenis sobre pista azul de cemento. Era disputado por unos jugadores muy corpulentos. Pensaba que su tamaño les daría ventaja en los saques, pero era posible que no fueran muy ágiles. Llegaban a hacer una exhibición de dobles en la cual saltaban la red e intentaban meter la bola en una portería que se encontraba detrás de la cancha, como si fuera un partido de balonmano.
Mi padre advirtió que la red de la cancha no estaba colocada de manera correcta. Estaba demasiado alta, casi como una red de voleibol, a parte de estar doblada sobre sí misma. Parece ser que el resto de los usuarios de la cancha no la colocaban bien.
En un cuadro de texto, había algunos países inscritos y, en las casillas, ponía a causa de qué países las respectivas naciones no habían alcanzado el primer puesto. Gracias a España junto con otros países, por ejemplo, dos países no habían conseguido ganar el primer puesto.
En un escaparate, veíamos una televisión y en
ella aparecía la administradora de una finca, que se quejaba de aquella tabla y
con la que manteníamos una pequeña discusión. Mi padre le decía que no tenía
motivo por el que quejarse pues en su edificio de oficinas, su administración había
estado compitiendo con otras administraciones y aquello no era legal puesto que
su actividad era de gestión, no comercial.
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