1 Mascotas. Las generaciones anteriores tenían hijos,
la mayoría de los millennials solo alcanzan a tener mascotas.
2 Vegetarianismo.
Dado que los animales son su familia, muchos millennials evitan su ingesta. Esta voluntad vegetariana acaba frecuentemente materializada en una conducta no siempre
saludable ni ecológica que sirve de filón para que empresas del sector aumenten
sus ganancias cobrando bolsas de plástico a parte en vez de incluirlas en el
precio final de la compra.
3 Camper.
Una forma presuntamente económica, ecológica y alternativa de hacer turismo.
Presunta porque camperizar en particular y viajar en general no es barato y alternativo
dejó de serlo en el momento en que tres de cada diez millennials tienen una
camper. De los otros siete, un alto porcentaje no tiene camper pero sueña con tenerla.
Habrán de conformarse con una mascota. Lo de ecológico cae por su propio
peso.
4 Internet.
La generación silenciosa escuchaba la radio, los boomers ven la tele, los millennials
prefieren internet. Cambia el formato, pero persiste la desinformación,
la publicidad y la propaganda. Entre las ventajas de Internet los millennials señalan
que puedes seleccionar libremente entre una mayor cantidad de contenido e incluso puedes crear tu
contenido propio. Esto es igual a más gente creando contenido de pésima factura y
aumentando la cantidad de basura, confusión y tiempo perdido en visionar lo mejor
posicionado por criterios aleatorios y cuestionables. La democratización de internet
también trae consigo faltas de ortografía, mala redacción, mala educación y
millones de opiniones más o menos anónimas que antes no se escuchaban y que, a
fin de cuentas, tampoco era necesario, útil o edificante tener en consideración.
5
Teletrabajo. A raíz de la pandemia del coronavirus los millennials descubren que no han de
salir de casa de sus padres para trabajar y así ahorran a las empresas que los
contratan precariamente costes de transporte y mantenimiento a cambio de cobrar
el mismo salario que no les permitirá salir de casa de sus padres. Sanean su precaria economía menudeando ropa, chatarra y toda clase de enseres de segunda mano en mal estado
a través de apps que les roban los datos en las que puntúan la calidad del servicio de otros
millennials. El último grito son las entregas en patinete eléctrico.
6 Deporte.
Los millennials suelen gastar parte del poco dinero que ganan en machacarse en el gimnasio. No por salud, sino por obtener el mayor número de
likes en selfies delante del espejo del baño de casa de sus padres (flash de uso obligado) o, en el sumun de la realización de unos pocos elegidos, bebiendo gazpacho del mercadona con su perro en una camper. Así, los millennials parece que necesitan likes, corazones, followers y
buenas puntuaciones. Sus acciones requieren respuesta inmediata, reconocimiento
y frecuentemente esto les llevará a exhibirse y desvivirse por gente con la que
nunca llegarán a tener un contacto directo o estrecho.
7 Perder
pan. Los millennials renuncian a abandonar sus hábitos adolescentes quizá porque
mantener vivo el pasado ofrece la sensación pasajera de eludir un futuro, cuanto menos, poco prometedor.
8 Feminismo,
sexualidad e inclusión de colectivos desfavorecidos. (Aviso: si eres un
millennial preocupado por la corrección y los límites del humor este no va a ser tu apartado). Los millennials, entre otras acciones emprendidas, ofrecen soluciones
a la desigualdad heredada de generaciones anteriores acometiendo una ambiciosa reforma del lenguaje. Esto puede desembocar, por poner, en que los autores de delitos sexuales del
futuro se expresen de manera inclusiva.
Otro ejemplo
de acciones de este jaez consiste en empoderar a hombres que se sienten lesbianas
porque son mujeres y se acuestan con mujeres a costa de exponerlxs en el centro del escenario,
obviando quizá que, a bastante público, al margen de comprenderlo, respetarlo o no, le puede importar
bien poco la vida sexual de los demás. A los millennials sí les importa la vida
sexual de los demás, entiéndase, pero solo en el caso de que los likes y los
followers engrosen cierta cifra.
A tenor de todo esto se puede afirmar que los millennials
son una generación tan tolerante que todo aquel que no comparta su concepto de
tolerancia será tachado inmediatamente de nazi.
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