Hace algunos días soñé que dormía con mi novia y dirigía la vista al cielo, donde encontraba una luna de tamaño considerable. Pensaba en despertar a mi novia para que la contemplase, pero terminé por no hacerlo.
A medida que me fijaba en el satélite, este iba
aumentando aún más de tamaño y podía reconocer en él continentes, los mismos
continentes o, por lo menos, muy parecidos a los que tenía La Tierra. Observaba
mapas nuevos de La Tierra, con nuevas perspectivas. Así pues, La Luna era La
Tierra.
Aunque parezca peregrino, alguien ha enunciado ya la teoría de que La Luna es en realidad un reflejo de La Tierra. Pese a que me cueste creer esta teoría, está visto que mi subconsciente debió asimilarla de alguna manera.
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