Anoche soñé con dos matrimonios. Los maridos empezaban a
discutir. Uno era de talante más nervioso y el otro tenía más, lo que se dice, sangre
fría. Este último acaba asesinando al nervioso, para lo cual, utilizaba un
pico que clavaba en el hombro del otro marido. Personalmente dudaba sobre si
aquella era la manera más eficiente de asesinar a alguien pues, más que en el
hombro, el pico debería de insertarse en la cabeza.
De cualquier manera, el marido tranquilo propinó varios golpes a su víctima después del primero y luego, con ayuda de su mujer, se dedicaron a descuartizarle y a limpiar con un trapo las manchas de sangre (en forma de gotas) que habían salpicado por la mampara de la ducha.
Las gotas de sangre parecían diluidas en agua, pues, más
que espesas y de un rojo oscuro, eran licuadas y de un rosa bastante claro.
La mujer del asesinado llegaba entonces a preguntar a la otra pareja por su marido, dado que aquel no había pasado la noche con ella. La pareja empezaba a urdir una coartada, coartada que recitaban a la mujer de la víctima cantando escalas de blues, en un formato que parecía un dueto operístico.
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