Esta mañana El autor de El viaje de Antonio ha estado expandiendo su estudio a una nueva ubicación, rescatando la tecnología primigenia con la que se grabaron álbumes como Musarañas (2001) e incluso cuestionables maquetas precedentes.
Después de un minuto de tensión, la bestia ha arrancado y solo le quedan algunos ajustes para hacerla operativa. Muchos de sus sonidos no pudieron transportarse al ordenador actual y quedaron hibernando hasta hoy mismo.
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