Anoche soñé con esta escena. Dado que no encontré momento para sentarme a detallar el sueño, he olvidado gran parte de él, pero no la referencia.
El papiro se corresponde al capítulo 125 del Libro de los
Muertos en donde, mediante una balanza, se sopesa la salvación o condena de los
difuntos.
En un lado de la balanza se colocaba el corazón del
difunto dentro de un jarro (Ib: la conciencia y moralidad), extraído
mágicamente por Anubis y; en el otro lado de la balanza, se colocaba la pluma
de Maat (la verdad y justicia universal).
Ignoro cómo esta escena llegó hasta mi conocimiento y, conscientemente, la tenía por completo olvidada. En el sueño, una chica me comunicaba su deseo de escribir algún tipo de relato o novela, y es cuando yo le refería la escena de El juicio de Osiris, confundiendo a las deidades allí presentes con el ladrón de tumbas Amenpnufer, que no tiene mucho que ver.
La chica quedó impresionada con mi relato, lo cual le llevó a dudar sobre la pertinencia de su libro. Le animé a emprenderlo pues, tal y como aseguré, la historia de El juicio de Osiris era poco más que un refrito.
Repasando el pergamino, me ha hecho bastante gracia la figura de Ammyt, una
especie de engendro o Frankenstein de diversos animales. Esta alimaña que
parece reptar en los jeroglíficos está esperando su ocasión para devorar al
muerto si la sentencia es desfavorable, provocando una segunda muerte
definitiva (como la que debió padecer el pobre Amenpnufer).
Imagino que en su época el dibujo debería despertar bastante temor y respeto entre los contemporáneos. Si hay algo peor que la muerte, es morirte cuando estás muerto.
1 comentario:
Que no está muerto lo que puede yacer eternamente, y con el paso de extraños eones incluso la muerte puede morir.
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