24 de septiembre de 2012

Lucy






Se llamó así a la estrella BPM 37093, un diamante que pesa 10.000 quintillones de quilates. Se encuentra en la constelación de Centauro. El astro se llamó también Estrella de África. La Estrella de África es el diamante -tallado- más grande sobre la Tierra. Pesa 530 quilates y está en un cetro real británico.

En fin, qué les voy a contar.

Los Beatles también eran británicos y su fama y fortuna llegó a alcanzar cifras astronómicas. El título de una de sus canciones era Lucy in the sky with diamonds, de ahí lo de Lucy cuando se etiquetó científicamente a la fuente de una luz que viaja por el espacio y llega a nuestro planeta 54 años después de ser emitida.

Lucy, a simple vista, también parece el nombre de una joven norteamericana. Estaba en el cielo acompañada de diamantes, al menos, mientras los de Liverpool dirigían su business y se convertían en estrellas. Más tarde se especularía sobre si el estribillo de aquella canción era o no las siglas del LSD… De cualquier manera al final el LSD pasó a llamarse también Lucy.

Muchos, optimistas y quizá enamorados de los 80, piensan que el corazón del hombre es un diamante más grande y más valioso que Lucy. Por el contrario los desesperanzados piensan que fortunas como ésa sólo se encuentran a 54 años luz, esto es, que en la Tierra sólo hay miserias de todos los colores. Otros, los consumidores de LSD, asisten entusiasmados a imaginarse cómo resonará una cosa que está más caliente que el Sol y que es veinte mil veces más densa que el Platino[1]. A lo mejor parecido a aquella canción de los Beatles.

Y no sé quién pensará de forma correcta o equivocada. Ni siquiera sé si pensar de forma correcta es mejor o peor que pensar de forma equivocada. No sé tampoco si Lucy in the sky with diamonds es una buena canción aunque sea ampliamente difundida y aceptada. Todo son apreciaciones de una realidad más o menos alterada. No sé absolutamente nada y cuanto sé, a la vista está, me lo invento. También hay una parte de lo aprendido y, finalmente, sólo quedará el olvido, el vacío o la oscuridad.

Y Lucy brillando en el cielo.


[1] Porque es verdad que la estrella despide vibraciones sonoras a un ritmo constante como si fuera un gong o una campana gigante. 

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