Trabajar para pagar un coche nuevo, un ordenador nuevo, ropa nueva... es un viejo sistema de engañarnos. Cualquier persona, de cualquier condición, puede llegar a darse cuenta de ello. De hecho no es difícil. Muchos son los que intuyen lo que en realidad ocurre. Además de que la verdad siempre es inevitable, las explicaciones de nuestros gobiernos para tratar de encubrir la corrupción del sistema no pueden engañar ni a un niño de cinco años. No es una cuestión de incredulidad entonces, debe ser cuestión de miedo.
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