Poeta de las Pirámides: Como puede verse, las letras están
dispuestas unas sobre otras formando una pirámide. Si leemos las letras seguidas,
encontramos la frase: “sólo se trata de una pirámide.” En realidad, sólo se
trata de una pirámide.
PP: En aquel momento quería que no se preocupara mi gato. Sólo
me iba a comer fuera porque hacía tiempo que no encontraba nada en la nevera.
Resultó que cuando volví, mi gato no estaba. Pegué carteles por todo el barrio
y casualmente tengo aquí uno de esos carteles:
PP: Bien, nadie llamó, debería haber referido también mi número
de teléfono.
Redacción: ¿Cómo algo que no es nada puede ser poesía?
Poeta de los Círculos: La nada no es. Si ya con anterioridad
tuve a bien explicarles sumariamente qué es la introspección del círculo ahora les aviso que la nada acaba siendo
todo por lo que he denominado efecto de
simetría de los extremos.
Bien, pensemos que el mundo se compone de dos piedras y nada
más. No nos resultaría muy difícil entender que la nada sería ninguna de esas
piedras y el todo serían las dos piedras juntas. Así, el todo viene a ser como
un círculo abarcando las dos piedras.
Pero cuando yo he nombrado los componentes del mundo he dicho:
dos piedras y nada más. No era sólo
una forma de hablar. Entiendo que si quisiéramos referirnos a todo el mundo
deberíamos incluir también la parte que no es nada pues sin vacío, sin
opuestos, sin el grado cero o lo que la nada implica todo en ese mundo estaría
posiblemente confundido. No distinguiríamos una piedra de otra ni el todo de
las piedras. Pero si quisiéramos nombrar los componentes de ese mundo a lo
mejor sería más correcto decir: Piedra
uno, piedra dos, nada y todo. Y los todos se estarían sumando
infinitamente. Así, mientras que el todo parece abarcable, la nada quedaría
abarcada dentro del todo pero… ¿no es acaso una contradicción que dentro del
todo tengamos nada?
R: Sí, desde luego.
PC: Pensemos ahora lo siguiente: El mundo se compone de dos
piedras y nada más que dos piedras. El todo serían las dos piedras juntas con
la nada, en cuanto a la nada, nada que ver con las dos piedras y el todo, algo
separado.
R: O sea, nada.
PC: ¿Sería la nada, nada o además de nada tendría que
incluir la nada de ese reducido mundo?
NRTP: No, porque está incluida en el todo. Y todo no es
nada.
PC: Pero esa parte dentro del todo… ¿acaso no es la misma
nada que la nada separada del todo? Si es nada… ¿no debería estar dentro de la
nada?
NRTP: Sí, por supuesto.
PC: Luego la nada dentro del mundo de las dos piedras
pertenecería al todo y a la nada, dando lugar a lo que yo llamo, efecto de simetría extrema. Los círculos
del todo y el de la nada se entrecruzan de la siguiente manera:
PC: Y aún puedo añadir otra cosa; pensemos en un mundo que
no hubiera nada. ¿Acaso todo el mundo de la nada no sería nada también?
R: Debo confesarle que resulta realmente complicado de
entender y más en un sentido poético. Díganos ¿qué tiene que ver esto con una
poesía estrictamente circular?
PC: Mis círculos, al ser nada, están próximos al todo y el
todo no puede ser otra cosa que la misma esencia de la poesía.
Como diría Octavio Paz,
no todo texto construido bajo las leyes del metro es poesía.
Justo al concluir su poema, el Poeta de las Pirámides
encontró casualmente un caligrama similar al suyo escrito décadas atrás y
confrontando los textos sólo encontró razones para ser aún más pesimista y
sentirse más solo y triste. Tras encenderse un cigarrillo quedó pensativo con
la vista clavada en la biblioteca, donde encontró un volumen de poesía
circular. Sus páginas estaban en blanco pero el Poeta de las Pirámides no lo
sabía porque ni siquiera había abierto el libro alguna vez.
Recordaba habérselo hecho llegar un joven poeta por entonces
poco conocido años atrás. El joven se presentó como un ferviente admirador de
la poesía piramidal y a continuación le expuso algunas de sus ideas. El Poeta
de las pirámides aceptó de mala gana el obsequio y trató de concluir la
entrevista lo antes posible, creyendo que nunca más volvería a encontrarse con
aquel joven y tomándole por un extraño fanático. Ahora, en cambio, todo el
mundo hablaba de poesía circular. Mientras inhalaba el humo con cierta
parsimonia trataba de justificarse en su fuero interno
Eso es porque todo el
mundo desea encontrar, de alguna forma, el final feliz que no existe en sus
vidas.
Pero cada vez se convencía menos a sí mismo y se sentía más
solo, triste y muerto.
Para emprender la escritura de un nuevo poema acudió con
santa resignación a su máxima más frecuentada
Quienes buscan la
verdad merecen el castigo de encontrarla.
El gato del Poeta de las pirámides abandonó la biblioteca
torciendo el espinazo en persecución de una pista que había llamado su
atención.