17 de febrero de 2022

Futurama

Iba a alquilar un piso y, aunque parecía que estaba bien, conservaba mis dudas acerca del vecindario. El agente de la inmobiliaria me aseguraba que aquella era una zona tranquila y que en el edificio solo vivían dos mujeres. Quería asegurarme de que esto era así, de modo que pasé algún tiempo inspeccionando la vivienda que, efectivamente, además de moderna y bien conservada, parecía silenciosa, al menos a aquellas horas del mediodía. Recuerdo encontrar un pequeño grafiti en una rejilla exterior, llena de polvo. Tampoco las mujeres parecían ser gente muy normal, pero, a fin de cuentas, a mi lo que me interesaba es que no dieran problemas.

Había gente reunida en aquel piso que iba a alquilar, era como una especie de celebración, y alguien me avisaba que mi música había aparecido en los últimos capítulos de la serie Futurama. Buscaba en el YouTube los cortes con mi música e imaginaba que a partir de entonces mis ingresos aumentarían, dada la fama de la serie, pero no esperaba que esto fuera a ser demasiado significante. En el primer vídeo que encontramos, había tres cortes con mi música. En el segundo de ellos habían utilizado mi pieza como base de unos cantos. Todo aquello me pareció excelente, con la salvedad de que parecía que habían recurrido a archivos de baja calidad. Al tiempo que me sentí entusiasmo por la utilización, también sentí un poco de pereza por tener que buscar entre todos los vídeos de Futurama los cortes con mi obra.

El agente de la inmobiliaria me avisaba de que había unos clientes interesados en el piso y que debía darle una contestación inmediata sobre mi alquiler o me arriesgaba a perder la oferta. Recuerdo comenzar a realizar una transferencia con el teléfono móvil. Un mes de fianza y otro mes de la mensualidad. No era demasiado caro el alquiler, pero tampoco barato. Aplacé el envío de la transferencia, pensando que aún tenía tiempo.

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