2013 dejó, por lo menos, temas como Villancico alient o La senda. El primero, dentro de sus pares, ha resultado bastante escuchado y La senda, de cara a los audiovisuales, siempre se ha mostrado rentable.
28 de agosto de 2018
Poligon en Jamendo
2013 dejó, por lo menos, temas como Villancico alient o La senda. El primero, dentro de sus pares, ha resultado bastante escuchado y La senda, de cara a los audiovisuales, siempre se ha mostrado rentable.
El taller de empleo
Me encontraba en una suerte de taller de empleo junto con algunos antiguos compañeros de la facultad de Bellas Artes. Recibíamos una oferta de empleo que consistiría en limpiar unos baños que utilizaba un jardinero de un pueblo cercano. Nos ofrecían un sueldo en torno a los doscientos euros.
Echaba mis cálculos y veía que, con la gasolina, aquello
no iba a salirme muy a cuenta. En suma, el jardinero trabajaba de madrugada, y
había que estar limpiando baños bastante temprano. No sabía si el horario era
negociable. También habíamos de hablar con la mujer del jardinero, que era quien
se encargaba de la oferta, y esta tenía bastantes requerimientos.
Visité los baños y por algún motivo anduve inspeccionándolos. En un principio los baños estaban situados en una especie de cobertizo de un jardín, pero luego se encontraban en un centro comercial. Hasta allí habían ido dos de mis compañeros del taller, a presentar su candidatura.
Una de las chicas que quería trabajar en la limpieza de
los baños me comunicaba que estaba un poco agobiada por la cantidad de trámites
que estaba obligada a efectuar, antes de entrar a trabajar. De mi parte,
definía aquello como un trabajo de mierda en el que verás mucha mierda.
Otro compañero también estaba postulando, pero lo hacía un poco a desgana y
simplemente por desesperación.
En el centro comercial, el jardinero y su mujer estaban atendiendo una especie de puesto de alimentación, con palomitas y helados. El resto de los comercios parecían llenos de tiovivos y máquinas para niños pequeños. Una cafetería tenía sus máquinas en funcionamiento, ocupadas por niños, y la dueña conectaba las luces, de color verde y rojo, como una suerte de paneles informativos.
Los dueños del centro comercial habían organizado una comida y allí estábamos mi padre, el compañero de la candidatura sin mucha fe y yo. Para llegar al ágape había tenido que saltar por huecos de varias escaleras, algunas de las cuales se encontraban precintadas.
La comida era bastante buena, pero se acabó pronto y estuve rebañando los platos, hambriento.
27 de agosto de 2018
Testimonios arrecife
El hotel
Fui a pasar la noche a una especie de hotel moderno, no
demasiado grande, con piscina y unas vistas inmejorables de una sierra llena de
árboles frondosos. Por la mañana, de doce a dos, la mujer de la limpieza me
avisaba que no podía aparcar donde lo había hecho. Fui al parking y me di
cuenta de que había muchas plazas libres, pero todas eran para minusválidos.
Aparqué en una de estas plazas confiando en que nadie fuera a darse cuenta de
que yo no era un minusválido.
En un paseo por el pueblo de la sierra, cuyas carreteras
estaban nevadas, había un grupo de unos cuatro o cinco chicos haciendo
acrobacias en sus patinetes, en una cuesta. Al aterrizar después de algún
salto, la forma de los monopatines quedaba grabada en la nieve, junto con todas
las inscripciones que llevaban los patinetes. Las inscripciones eran
declaraciones de amor a las respectivas novias de los patinadores, que les
habían dejado y estaban sentadas en unas escaleras cercanas. Sea como fuere,
las novias no tenían demasiada intención de reanudar su relación.
Cogía el ascensor del hotel para subir a mi habitación, y allí hablaba con la señora de la limpieza. Recuerdo disculparme por el incidente del aparcamiento alegando que, a aquellas horas, de doce a dos, no era persona. El hotel se veía muy limpio y la señora de la limpieza me informaba que, al ser la construcción tan moderna y diáfana, se trabajaba muy bien.
No había demasiada gente en el edificio y recuerdo que el dueño se entretenía departiendo con un reducido grupo de clientes. Nos informaba que el fondo de la piscina estaba lleno de agua caliente, gracias a un novedoso sistema de calefacción.