En algunas tribus los ancianos son unas figuras que despiertan veneración. En nuestra cultura son un incordio. No quiero desprestigiar a nuestros mayores pero cuando yo sea un anciano no creo que despierte mucha veneración con mis relatos. No he cazado bisontes ni tampoco he arrancado el corazón del jefe de una tribu enemiga. La gesta más grande que podré transmitir algún día a mis nietos será la siguiente:
Corría el año dos mil diez. Por aquel entonces Internet estaba bastante extendido y muy poco regulado. Mucha gente no estaba preparada para gestionar una información que atravesaba muy poca censura. Este es un tema interesante del que no puedo contaros mucho pues yo por aquel entonces me dedicaba a enviar cifrados al mundo de forma obsesiva, tratando de colonizar la mayor cantidad de bites libres. Entonces yo era joven y hubiera dado la vida por unos ideales en los que creía firmemente.
Fui a registrarme en una especie de foro donde se hacían preguntas abiertas y las gentes de las partes más remotas del planeta las contestaban. Así que me devané los sesos, en busca de un interrogante ingenioso y formulé:
¿Qué es una pregunta?
Y alguien me respondió, de manera concisa:
Algo un poco más interesante que lo que hiciste vos hace unos minutos.
Citamos al Poeta de las pirámides en su libro Pirámides y
más pirámides:
“Una nueva sensibilidad nos eleva a lo alto, como si fuera una pirámide. Las
pirámides están construidas para los muertos. Ese es el gran desperdicio de la
vida. El desperdicio esencial que debemos aprender y con el que debemos
comulgar porque la vida entera no es sino un enorme desperdicio”.
Redacción: Como poeta, qué prefiere cantar, al amor o a la luna.
Poeta de las pirámides: A las pirámides, por supuesto.
R: Muchos poetas cantan también a la soledad ¿alguna vez se ha
sentido solo el Poeta de las pirámides?
PP: Solo, lo que se dice solo, no sé. Sí es cierto que a veces
me siento solo con leche y en otras, un poco cortado. Cuando muera estaré solo,
eso lo sé y os lo puedo asegurar, sin embargo no me sentiré solo porque
sencillamente no sentiré nada. La vida es un café que al principio está lleno
de leche materna. Luego se va oscureciendo hasta la soledad más absoluta: la
misma inexistencia que se nos antoja tan amarga pero sólo lo es desde la vida. Ahora
que vivo no estoy solo con lo cual sería un engaño sentirse así. Supongo que
los poetas, cuando cantan a la soledad, se refieren al desamor o a la muerte,
cosas a veces ligadas entre sí, sobretodo en literatura. Por lo demás, cada vez
estoy más convencido de que la poesía no exige ningún trabajo y que depende por
entero de las musas, del instante, del carpe
diem y de un montón de asuntos inexplicables y mágicos.
R: Hablando de ese trance casi hedonista ¿qué es lo más
gratificante de un trabajo tan particular como el suyo?
PP: Desde las volutas de humo mientras se seca la tinta de los
versos, hasta encontrar la magnificencia de cosas tan simples que en la vida
diaria no te paras a pensar; embalar instantes en palabras, revivirlos,
olvidarlos… hay casi infinitas gratificaciones, de modo que me es muy difícil
decantarme por una en particular.
R: ¿Puede existir una poesía circular en vez de una piramidal
como la que usted defiende y practica?
PP: Sí, desde luego. Lo que no puedo asegurar es que la poesía
circular sea buena poesía. Un verso sin ángulos es como un arcoiris sin
colores, una casa sin techo o una historia sin historia.
R: Con lo que nos esperan más pirámides en el futuro, imagino.
PP: De momento sí. Tengo la intención de continuar elaborando
caligramas mientras tengan tan buena acogida como hasta ahora han tenido.
R: Sobre La pirámide pirata, el libro que ahora está presentando… usted mismo asegura que
es una tontería comprarlo, que ya estaba todo dicho en Pirámides.
PP: Bueno, no es del todo cierto. Me quedaba algo por decir y
por eso fue por lo que escribí Pirámides II. Donde no digo nada porque
ya estaba todo dicho era en Pirámides y más pirámides, ni tampoco en Pirámides
piramidales ni en Pirámides III.
Desde luego que en La pirámide pirata
no digo nada tampoco, pero a estas alturas de mi carrera ya es todo puro
marketing y mi nueva editorial está empeñada en que publique libros incluso
cuando no tengo nada que decir. No me remuerde la conciencia, de otro lado.
R: Y del futuro al pasado, porque a veces nuestro verdadero
futuro se encuentra en el pasado: ¿no se arrepiente de nada? Es decir, ¿y si
pudiera volver atrás en el tiempo y elegir no ser el Poeta de las pirámides?
PP: Hombre, mejor ser poeta de las pirámides que de círculos.
Esta obra, titulada Pirámides sobre las aguas refleja la profunda inquietud del autor por la geometría, su particular obsesión por las formas y el lenguaje poético.
Aquí está la primera página del libro titulado Pirámides, escrito por el ilustre Poeta de las pirámides. Hay que reconocer, antes que nada, que ya era tiempo de actualizar el blog con alguna reseña verdaderamente cultural y atractiva. Para ello, nada más que esta brevísima muestra del prestigioso y reconocido autor, de magnífica trayectoria y proyección internacional. Nacido en Cuernavaca, a corta edad ya se sintió llamado por las letras y prontamente encontraría hueco en el panorama artístico. Gran parte de Europa y del nuevo continente hablan de un renacer de la poesía gracias a este talento defensor de la era digital. Sus pirámides, breves poemas que recogen la tradición de los caligramas de Apollinaire, son hoy consultados atentamente por su capacidad de conmover y deleitar.