- ¿qué opina usted de rémora, don Matías? -. Don Matías no se acostumbraba al don ni a aquellas odiosas preguntas. - ¿De quién? - De rémora ¿no le parece escultural, culminante, como cenagal? - Me convence más vincapervinca, qué quiere que le diga. - No sé, don Matías, a mi me parece un juego de palabras - y a don Matías la poesía le parecía eso mismo. - ¿Y maltusiano, no le suena culminante maltusiano? - Da lástima, parece una enfermedad. - ¿Cárdeno, quizás? - No, cárdeno no, más bien cimarrón. - ¿Cimarrón le parece culminante? - No hombre, maltusiano me parece más cimarrón que cárdeno. - Yo le proponía cárdeno antes que rémora. - Ah, en ese caso, usted perdone, lleva razón; cárdeno, sí, suena escultural.- ¿Y cenagal se lo parecía? - Sí, pero me quedo con cárdeno. Muchas gracias don Matías, me había quedado trabado. - Encontró una rémora, querrá decir. - ¿Cómo? - Sí, un obstáculo. - Ruego que me disculpe, don Matías, pero me tiene en ascuas. - Déjelo, era un chiste desafortunado -. El otro repuso, muy serio: - si quiere ser poeta, don Matías, debe empezar por olvidarse de los significados. - Ya, ya, la poesía me interesa sobremanera pero yo me marchaba, adiós y buenas noches. - ¿Tan pronto? - Mañana tengo que personarme en el periódico. - ¡Oh, el arte es mercenario! mercenario suena a mecenas, a mercantil, a mercurio, a mercería y a merluza ¿no cree don Matías? - Mucho, mucho. ¿Sabe usted que esto de la poesía dentro de poco va a ser considerada como una enfermedad cerebral? - ¿Qué me dice? ¡Lo que faltaba! -. Interrumpió la conversación una dama - a propósito, don Marías, leí su artículo en el adelantado, qué duro es usted don Marías -. Matías Gris se envaneció un poco y llegó a agradecer el cumplido - sería más duro si no me censuraran siempre medio artículo en cuanto a mi nombre, es don Matías señora…. - Señorita Rosaura, Rosaurita para mis amigos. - Señorita Rosaura, de momento, yo don Matías, encantado, Ma-tí-as. - Quizá ese artículo tan duro que leí no fuera suyo, usted dispense, creí que usted se llamaba Marías. - ¡Oh, el arte es fugitivo! fugitivo evoca fuego, fusil…. - Por cierto señores, permítanme hacer una pregunta a don Matías...
[Las torres de papel. Cap. XIII].
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