30 de agosto de 2008

Respecto al matrimonio

nuestra sociedad es pluralista y acepta sus dos formas básicas: la monógama y la polígama, siendo más frecuente la poliandria que la poliginia, mas esta última también es lícita. También son lícitos los matrimonios entre homosexuales y los matrimonios grupales mas estos, si cabe, son quizás menos frecuentes que la poliginia. Los primeros no perpetúan la especie, los segundos son proclives a disolverse en una red de celos y discordia. Nuestro sistema matrimonial ha sido diseñado para adaptarse a las condiciones naturales; según sea mayor el número de individuos de un sexo u otro el Estado establece el régimen de casamiento, equilibrando la diferencia y asegurando la correcta perpetuidad de la especie. Por lo habitual, excluyendo la poliginia y demás casos poco habituales, conforme a la riqueza del consorte femenino a este se le permiten tener más o menos esposos. La reina, por poner, creo que tiene cerca de ciento doce y es que el matrimonio está estrechamente relacionado con el poder adquisitivo y el status social. El primer consorte masculino tiene prioridades sobre los demás, estando al cargo de los fetiches de la casa. El segundo consorte tiene el deber de afeitar la cabeza a su esposa y cortarle las uñas. El tercer consorte tiene la misión de caminar sobre las palmas de las manos para favorecer el agrado de los dioses. El cuarto consorte ha de caminar sobre ascuas al rojo vivo cada vez que la esposa no acude al templo, al quinto se le prohíben comer habas… así en lo sucesivo, imponiéndose cada vez trabajos más difíciles y denigrantes conforme se desciende en el sistema piramidal de forma que así se impide que el casamiento lastre el progreso social pues nadie quiere ser un décimo esposo -. Intrigado, pregunté a Daín por los fetiches del primer esposo. - Son objetos en los que residen las almas o espíritus de los difuntos, importantes en los rituales religiosos. Cada familia conserva sus fetiches y contra más fetiches se conserven más prestigiosa es entonces la tradición familiar. Nuestra poliandria es del tipo fraternal. Así, cuando un hombre se casa, se convierte también en consorte de todas las hermanas de su mujer. La endogamia sólo está reservada a los dioses y a los reyes por causas evidentes: sólo alguien de la más alta condición puede casarse con su igual. Nuestros dioses, de hecho, sólo pueden casarse consigo mismos. En suma, el Estado determina como conveniente la exogamia; así la sociedad se renueva, aumenta sus vínculos de amistad y relación. El traspaso de los bienes antifernales, de gran importancia en nuestra cultura, se producen en un ceremonial en el que se establecen los derechos sobre el cónyuge, el carácter legal del matrimonio y el status de los vástagos. Si no se pagan los bienes antifernales decimos que el matrimonio es inmoral y los hijos de este matrimonio tendrán dos cabezas. Si una mujer no paga los bienes antifernales su consorte puede hacer uso de la siguiente fórmula: “¿puedo preguntarte dónde orinó tu ganado?” lo que quiere decir que es demasiado pobre o ruin para haberse casado en debida forma con él. La orina del ganado representa un papel importante dentro del matrimonio. Si el consorte está interesado en una dama, para averiguar su condición o status, ha de sumergir la cabeza en los orines del ganado. Si el ganado no orina, orina poco o de forma irregular, esto es seña de que la dama no proviene de buena familia -.
[El salvador del país de las musarañas, cap. 5].

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