15 de diciembre de 2021
2 de diciembre de 2021
Otra lectura de la Armonía de las esferas
Albergo mis dudas sobre si debería o no escribir en relación con lo que el volumen doscientos diez significa, representa o, al menos, contiene en parte. Mi duda viene propiciada por la creencia de que, en cuentas resumidas, todo lo que se diga acerca de un trabajo musical puede ser un estorbo y al final el significado, el valor, la experiencia… es entera potestad del oyente. En adición, muchos asuntos lucen mejor si no se desvelan, pues lo oculto, el misterio, lo desconocido… capaz es de propiciar concepciones mucho mejores que las patentes e intencionadas.
No obstante, pese a todo, he considerado también que dentro de algún tiempo habré olvidado muchos detalles del trabajo y que sería justo, lo mismo, dejarlos aquí anotados. Para mí mismo, para el interesado, para el curioso… o para alguien que quiera saber qué es lo que pretendía realmente y pueda corroborar si concuerda o no con lo que ha escuchado, si es que ha llegado a escuchar algo.
De modo que emprendo otro
texto de todo punto innecesario sobre parafernalia musical y si ustedes por
ventura consideran que es mejor dejar el trabajo con sus solas notas musicales
como testigos, les invito a detener aquí su lectura. Para el resto, prosigo;
1. Hermes
Originalmente el primer tema del álbum iba a ser el que figura el último (Nereida), pero trasladé su ubicación debido a que no cumplía el orden de las tonalidades que a posteriori ingenié.
Dicho orden queda expuesto en
Hermes. Hablo del motivo principal, de las nueve notas asignadas a los nueve
planetas cuya procedencia no conseguí rastrear. Esto implica que las nueve
notas pueden ser cualquier cosa que alguien haya puesto en la Wikipedia
basándose en cualquier cuestionable principio. Pero, sea como sea, esto es el
mensaje, el título, la carta que nos disponemos a leer.
Los primeros compases de Hermes son densos y con cierta carga de suspense. Los asocio a los rayos de luz viajando del sol en dirección a las profundidades heladas del cosmos y guardan cierto parecido con el sonido producido por los cuerpos celestes recogido por las sondas humanas lanzadas al espacio.
A medida que atendemos y nos adentramos en este ruido ambiental, vamos leyendo y entendiendo cosas, descubriendo armonías.
Concebí pues, una suerte de
presentación grandilocuente, donde establecí el tono, el orden y los patrones
que debía seguir a lo largo del viaje, lo cual no es nada del otro mundo.
2. Afrodita
Lo primero que pensé cuando
quise representar algo relacionado con el amor fue en el saxofón. De entre
todos, me pareció el instrumento más sensual y con carga erótica posible así
que, fuera como fuera el tema, el saxofón tenía que ser protagonista
indiscutible. Había de contornearse en fantasías y danzas sugestivas.
Podría haber grabado una
balada romántica con un piano y un violín, por ejemplo, pero la idea del saxo
me llevaba a algo más carnal y pasional. Más jazzístico y menos clásico. Digamos
que la escena transcurre en un motel, de noche, con luces de neón y ambiente cargado
de alcohol y tabaco, en vez de una cena romántica en un caro restaurante francés. Esa
atmósfera turbia y sudorosa me pareció más adecuada que otra, menos obvia
también.
3. Gea
Para Gea buscaba un tema orgánico y natural, dentro de lo posible, y de ahí la selección instrumental y, muy en especial, el coro de las voces humanas. El plan era que sonara familiar, terrenal y reconocible. No en vano se trataba de nuestra casa.
Quise trazar un recorrido por
las músicas de los seis continentes (no hay música en la Antártida, pero me
parecía perfecto pues así haría referencia a otras fuentes no musicales que
también representan la tierra), y esto resultaba sobremanera complejo, ya que iba
a componer un corte de relativa poca duración y profundidad, no una sinfonía ni
un erudito y completo estudio etnomusicológico.
Al tratarse de orbes artísticos diferentes, en suma, la idea de cohesionarlos a la vez que hacerlos distintivos y reconocibles pues también traía sus problemas.
Desde Europa (piano, cuerdas,
órgano, aires clásicos…), pasando por África (tambores, voces, vientos,
armonías elementales…), Asia (flauta, arpa, simplicidad y belleza…), América
(del Sur y del Norte, aires andinos y bluseros…), Oceanía (el didgeridoo) y La
Antártida (el viento helado).
Podemos hablar de una
reducción considerable y con muchos clichés si me apuran, caricaturesca si optan
por llamarlo así, pero no deja de ser también una manera solvente de abordar un
propósito, como me ha parecido señalar, ambicioso.
4. Ares
Dentro del planteamiento de desarrollar un tema con referencias bélicas, Ares consta con una parte intermedia alejada de esta dinámica. Si en Afrodita se recurrió al saxo, aquí los timbales se presentaban como los elementos más característicos, acompañados de metales.
La susodicha parte intermedia sirve como valle o puente del motivo principal. Aporta momento, desarrollo y matices al conjunto de la pieza.
Porque el impulso inicial fue conformar
un tema más crudo o con más tensiones, pero el resultado quedó más bien en algo
majestuoso, igualmente oscuro y con transiciones estilísticas entre un tono
sinfónico, moderno y rockero.
5. Ceres
Para Ceres se quiso
referenciar la idea de ciclo, desembocando en un corte dinámico y hasta cierto
punto neutro. No se trata de una muestra demasiado temática y se basa en la
creación de una atmósfera estable, cosechando elementos del primer tema
introductorio.
6. Juno
En la realización de Juno tuve presente que había de referenciar al planeta más grande y más viejo del Sistema solar. Mientras añadía pistas a la mezcla poniendo, como quien dice, toda la carne en el asador, constantemente visualizaba las gigantescas y convulsas tormentas gaseosas capturadas por la sonda Juno. Me imaginaba acercándome a esta abrumadora y monstruosa masa y, ante ello, solo podía expresar sobrecogimiento.
También me pareció justo que,
dentro de esta grandiosidad y magnificencia, hubiera también diversidad y
referencias a elementos electrónicos, junto con una voz como divina e incorpórea.
7. Padre tiempo
Relojes y carillones iban a
ser aquí el elemento identitario. Tiempo que se repite de manera saturnina y
avanza inexorablemente, variando, nunca siendo el mismo. Este corte me pareció
que también debía de presentar aspectos del anterior pues hablábamos, en
términos astronómicos, de mundos similares.
8. Caelus
Al planeta Urano se le atribuyen características astrológicas relacionadas con el desorden, el cambio y, lo que más me interesaba, la revolución. Iba a constituir pues, un corte algo alejado de la tónica general del álbum y qué mejor forma que el rock para transmitir todos estos postulados.
Las peculiaridades de Urano
hacen de él algo especial y por ello el motivo principal de las nueve notas fue
reflejado a la inversa, como llevando la contraria.
9. Nereida
Había de retratar la
sabiduría, la reflexión, el agua, las profundidades… pero en especial, había de
relacionarse con su título, las Nereidas;
“Simbolizan todo aquello
que hay de hermoso y amable en el mar. Cantan con voz melodiosa y bailan
alrededor de su padre. Se las representa como muchachas muy hermosas, vestidas
con túnicas de seda blanca con bordeados dorados, a veces totalmente desnudas,
coronadas por ramas de coral rojo y van descalzas, portando el tridente de
Poseidón, de cuyo séquito forman parte”.
Convergiendo en un tema palaciego y cortesano, narrado con cajas de música, arpas, cuerdas y demás.